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El castillo de la Coracera quedará abierto al público durante dos años

Vicente G. Olaya

El castillo de la Coracera, una construcción del siglo XIV, que lleva cerrado al público desde hace décadas, acogerá en breve visitantes. El Ayuntamiento de San Martín de Valdeiglesias firmará el domingo un convenio con sus actuales propietarios, una grupo empresarial madrileño, para que durante un periodo mínimo de dos años, los visitantes puedan adentrarse entre sus muros todos los días. Actualmente, la fortaleza permanece cerrada al público, y sólo se abre sus puertas durante las fiestas locales.

El Ayuntamiento de San Martín de Valdeiglesias (9.000 habitantes), del PSOE, firmará el domingo un acuerdo de utilización conjunta del castillo de la Coracera con sus nuevos dueños. El castillo, que hasta ahora pertenecía a la familia Fernández Ganza, ha sido adquirido por un grupo empresarial madrileño. Según el convenio, será abierto al público de forma continua antes de que acabe el año, cuando se calcula que estén finalizadas las obras de consolidación de esta fortaleza medieval. El alcázar sufre un cierto grado de abandono, porque sus anteriores propietarios no realizaron las labores necesarias de consolidación.El convenio recuerda que "el castillo, declarado monumento histórico artístico, constituye un símbolo emblemático para los habitantes de la localidad, que mantienen una vieja aspiración de utilización y disfrute del mismo".

El acuerdo estipula además que el Ayuntamiento se hará cargo de la vigilancia y seguridad del recinto. El convenio tiene una vigencia de dos años y "deja patente que la propiedad no tiene intención alguna de dedicar el castillo a residencia particular, sino a actividades de carácter público".

Barrendera en paro

La fortaleza fue comprada hace unos cuarenta años por el empresario Juan Fernández, un aficionado a la historia medieval. En 1985, murió en un accidente de tráfico. A su hija Emilia, una barrendera en paro, le tocó en herencia la fortaleza y multitud de deudas. De hecho, estuvo acusada de vender algunas obras de arte para poder sobrevivir. Dos enormes columnas de piedra de la fortaleza, según el consistorio, habían sido adquiridas por un constructor de la zona para adornar su chalé en el cercano municipio de Pelayos de la Presa (1.200 vecinos). La Guardia Civil abrió una investigación contra Emilia Fernández por un supuesto delito contra el patrimonio por la venta de piezas de cerámica y pinturas.

Recientemente, un grupo empresarial madrileño compró a Fernández la edificación. Según el Ayuntamiento, pretende abrir en su interior un complejo hostelero.

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El alcázar fue levantado en el siglo XIV por los nobles para apaciguar los levantamientos populares. Está formado por un reciento principal, de planta rectangular, de 25 metros de longitud. La torre del homenaje, de planta pentagonal, se eleva más de 20 metros.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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