Harrison Ford declara que "los enemigos escasean en Hollywood desde que cayó el muro"
El actor norteamericano se suma a la polémica sobre la muerte de la princesa de Gales
"No tengo intención de ser presidente de Estados Unidos. No tengo ambiciones políticas, me fascina mi trabajo de actor, es más divertido". A Harrison Ford no le agrada hablar ni de política ni de su vida privada. Ni siquiera en Venecia, donde ayer presentó Air Force One, película en la que encarna al mandatario norteamericano, secuestrado por unos terroristas rusos. El actor señaló que `los enemigos escasean en Hollywood desde que cayó el muro". Ford, que a sus 55 años tiene cuatro hijos y un nieto, contestó ayer ante las cámaras de televisión por la polémica surgida tras la muerte de Diana de Gales. El actor, conocido por su vida apartada del encanto de Hollywood, afirmó rotundo: "Jamás correría delante de un fotógrafo".
A pesar del arete de oro en la oreja izquierda y un corte de pelo que lo asemeja a un erizo, Ford sigue pareciendo el Indiana Jones de siempre, un valiente dispuesto eterna mente a salvar el mundo. En esta cinta es James Marshall, un veterano del Vietnam, apasionado del fútbol americano, devoto padre y marido. Un presidente de acero que no dudaría en resolver todos los problemas de política internacional a puño limpio. "Lo que me atrajo no era el ser precisamente un líder de tan alto rango, sino el papel muy bien construido en el que se apoya la historia. Es excitante, fuerte y dinámico. Esta versión del presidente le da a la película el toque de aventura que a todos gusta", explica el actor.,Para lograrlo, Ford ha reunido en este personaje sus experiencias "Algunos detalles son coincidencia. Me fueron útiles en ciertos momentos, como cuando entraba a Washington a bordo del avión presidencial y tenía que enfrentar la amenaza de un grupo de terroristas rusos que trataba de desviarlo. Después de todo, Air Force One es un hábil intento para encontrar nuevos enemigos del mundo democrático, que escasean en Hollywood desde la caída del muro".
Frente a los elogios de Bill Clinton sobre el excelente retrato que ofrece Ford sobre él y la Casa Blanca, el actor comenta con su habitual seriedad: "No he basado mi personaje en él, ni en ninguno de los presidentes pasados. He tenido varios encuentros con Clinton pero jamás conversamos sobre la película. Sólo traté de que el resultado fuera lo más real posible, y creo que lo logré". "Ford en el papel de Marshall tiene mucho del sex appeal de Clinton", interviene sonriendo a su lado el director Wolfgang Petersen, "aunque no quiera admitirlo. Y me recuerda también a George Bush cuando hacía de piloto".
Una moda
Interpretar la figura del mandatario estadounidense se ha puesto de moda. En menos de un año hemos visto a Bill Pulman en Independence Day, a Jack Nickolson en Marte ataca y ahora a Ford haciendo el mismo trabajo. "Es una parte ambiciosa", explica Petersen. "Pero tratamos de representarlo siempre en modo muy positivo, es más refrescante. Lo convertimos en una especie de presidente fabulesco que hace el bien y nos devuelve al mundo ideal".
La trama se desarrolla casi por completo en un angustioso y claustrofóbico ambiente, el interior del Air Force One, el avión más seguro del mundo. "Una maravilla tecnológica", expresa Petersen. "Una auténtica Casa Blanca con alas". Para reconstruirlo, el cineasta, el actor y el equipo realizaron una minuciosa visita al hangar donde se encuentra bajo severa vigilancia el original. "El mismo Clinton nos guió, así pudimos reproducir casi todos los detalles. Sin embargo, algunas áreas eran secretas, completamente inaccesibles. Tuvimos que inventar su contenido para enriquecer la trama".
Para las tomas externas Petersen alquiló un Jumbo. Para los interiores, fue necesario construir un escenario de tres pisos en los estudios de la Sony en Los Ángeles, los mismos que sirvieron para el rodaje de El mago de Oz, en 1939. Pero el verdadero mago de la situación es Harrison Ford, que con su presencia en Air Force One ha logrado convertirlo en uno de los éxitos taquilleros norteamericanos de la temporada. Un negocio rentable para la industria cinematográfica y para el mismo Ford, que recibe un 15% de las ganancias. Además, por supuesto, de los 20 millones de dólares por su interpretación.
Harrison Ford está ya sumergido en su nuevo proyecto, titulado Six days seven nights, una comedia romántica que está inspirada en el gran clásico cinematográfico La reina de África. Una película al año, un ritmo de trabajo fuerte y productivo: "Me gusta variar", afirma Harrison Ford. "Conocer e interpretar nuevas historias, nuevos personajes cada vez. Lo importante es siempre saber expresar tus emociones y hacer que el espectador sea parte de ellas".
Babelia
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