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Entrevista:

"Podían operar al que no supiera el nombre del rey"

Maija Runcis, de 45 años, es investigadora del Departamento de Historia de la Universidad de Estocolmo, especializada en política de bienestar social, y prepara el doctorado sobre la esterilización forzosa en Suecia. Ha tenido acceso a los documentos confidenciales del organismo del Gobierno que decidía quién tenía que ser esterilizado.Pregunta. ¿Cómo empezó la esterilización forzosa?

Respuesta. La ley aprobada en 1934 por el Parlamento tuvo su origen en una iniciativa del físico Alfred Petrén, que en 1922 consideró que tratar a los retrasados e inútiles en los hospitales costaba demasiado caro a la sociedad. La ley les prohibía entonces casarse, pero podían tener hijos. Cuando los socialdemócratas llegaron al poder, en 1932, decidieron que era necesario autorizar la esterilización por razones sociales, y aprobaron, la ley en 1934. El primer año afectó a 200 personas. La cifra aumentó después de la adopción, en 1941, de una nueva ley que ampliaba la esterilización a personas asociales.

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P. ¿Qué significaba eso?

R. Podía afectar ya a cualquier tipo de persona cuya paternidad fuera indeseable a los ojos de la sociedad: mujeres que tuvieran muchos hijos, jóvenes de carácter difícil alojados en centros de rehabilitación y que hubieran transgredido las normas de la sociedad. Recuerdo el ejemplo de una adolescente de 15 años esterilizada porque salía demasiado a menudo a bailar con hombres... En el colegio, los alumnos que tenían problemas para seguir a los otros en clase se arriesgaban también a sufrir este tratamiento. Esto valía también para las personas que no pudieran responder a ciertas cuestiones tipo, como el nombre del rey o el número de habitantes en la segunda ciudad de Suecia.

P. ¿Quién decidía si alguien debía ser esterilizado?

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R. Un comité especial en el seno de la dirección nacional de Asuntos Médicos recibía las propuestas escritas por parte de hospicios, hospitales psiquiátricos, correccionales, médicos o directores de escuelas. Las mujeres de costumbres sexuales disolutas que querían abortar también debían someterse a la esterilización.

P. ¿Se puede hablar de una política racista?

R. Hubo suecos de origen gitano o tártaro esterilizados, pero pocos, porque oficialmente no se autorizaban operaciones por criterios racistas. Supusieron un 5% de los casos. Pero encontramos alusiones raciales o étnicas como, por ejemplo: "Tiene una pinta típicamente gitana". No he encontrado casos de extranjeros.

P. ¿Cómo pudo seguir esto después de las atrocidades cometidas en nombre de la pureza de la raza aria?

R. Parece ridículo, pero creo que los socialdemócratas pensaban que era bueno para la sociedad. Se percibía como una intervención humanitaria que permitía eliminar la pobreza y las enfermedades.

P. ¿Cuál es su balance?

R. No creo que se tratara de ahorrar dinero, porque las operaciones eran caras. Este programa es una vergüenza, y no ha aportado nada positivo.

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