El Papa, se despide de un millón de jóvenes con otra cita para el año 2000
Un millón de personas, en su mayoría jóvenes procedentes de 140 países, volvió a reunir ayer el Papa Juan Pablo III en una misa en el hipódromo parisino de Longehamp que puso fin a las XII Jornadas Mundiales de la Juventud. La convocatoria que arrancó en Roma, en 1985, volverá a la misma capital en la próxima cita del año 2000. Sin entrar en los temas conflictivos como la contracepción, el aborto o la. homosexualidad, el pontífice, visiblemente afectado por el calor, se limitó en su homilía a invitar a los jóvenes a reflexionar sobre la existencia, la búsqueda de Dios, la muerte y el más allá.
El Papa culminó con una despedida apoteósica su visita de cuatro días en Francia. Según datos de la policía, en la noche del sábado durmieron sobre el césped del hipódromo los 750.000 jóvenes que le habían acompañado en el acto de vigilia. Con ello se aseguraron un lugar en la misa con la que Juan Pablo II puso fin a las XII Jornadas Mundiales de la Juventud y que fue oficiada por 400 cardenales arzobispos y obispos. En efecto, a las 7.00 horas de la mañana ocupaban ya el hipódromo unas 900.000 personas y las autoridades decidieron cerrar el acceso al recinto por razones de seguridad.De esta forma se superaron con creces las pesimistas previsiones de los organizadores que habían calculado antes de comenzar la jornada que se llegaría a apenas a algo más de 300.000 jóvenes en un París vacío por las vacaciones.
"El hombre busca a Dios, el joven comprende en el fondo de sí mismo que tal búsqueda es la ley interior de su existencia", afirmó el Papa en su homilía en la que no hizo ninguna concesión a reflexiones sociopolíticas.
Finalizada la misa, el Papa citó a los jóvenes para las próximas Jornadas Mundiales que tendrán lugar en Roma en el año 2000 dentro de las celebraciones del Gran Jubileo.El Papa anunció que en octubre proclamará doctora de la Iglesia a santa Teresa de Lisieux, más conocida como santa Teresita del Niño Jesús. Será la tercera mujer que recibe este honor tras. santa Teresa de Ávila y santa Catalina de Siena.
Antes de emprender el regreso a Roma, el Papa mantuvo una entrevista privada en el aeropuerto parisiense de Or1y con el primer ministro francés, el socialista Lionel Jospin, ante el que pronunció un discurso de agradecimiento en el que subrayó que las jornadas celebradas esta semana en París serán "inolvidables" para él y los miles de jóvenes que han participado en ellas.
Por su parte, Jospin, de confesión protestante, se despidió con un llamamiento en favor de "una concepción francesa de la laicidad, respetuosa de la libertad religiosa, expresión de la libertad de conciencia".
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