Ponga usted un voto en la mesa
La intención del Gobierno de perder 3.500.000 votos a cambio de 46.000 millones de pesetas es loable: presupuesto, presupuesto, presupuesto. Mucho ha perdido con el golpe de mano a los funcionarios: poco a poco, va ofendiendo más personas. Ofender es privar de dinero. España es país de honor económico, y por estas razones se producen los alzamientos nacionales: por el pan, la patria y la justicia. La patria no tiene sentido: se multiplican patrias, la gente deja de conocer la suya y no ve el interés en la general: Europa no es patria. En cuanto a la justicia, basta con mirar en tomo: lo que dicen los hombres de ella. Queda el pan: se le dedican boutiques y otros altares. El Gobierno reduce el pan de los pensionistas, mediante una razón matemática legal y, si se es feroz, defendible: si las pensiones mejoran con las previsiones de la inflación, cuando la inflación es menor que las previsiones habrán de reducirse. De lo que han de subir por las previsiones del año próximo se podrá deducir lo que se dio de más. Está claro que el pensionista que se ve racaneado así, y a quien le tiene sin cuidado el ahorro de 46.000 millones, podrá votar a alguien que le hable de mantener sus ventajas y de superarlas (hablamos de una clase formada por pobres). Pierde a este Gobierno su sentido común y su lógica de derechas. Nada más natural que dejar sin comida a los enfermos de los hospitales: se les asegura el trato médico, pero no hay porqué darles comida. Que se la lleve en tarteras. No sé si la propuesta es de Barea o de Schwartz, que tienen capacidad de idear estas maldades, pero se estudia. También, millones de votos. Hay gente que cree que la "corrupción socialista" -millardos desaparecidos- no llegó nunca a su mesa ; y que este bienestar mastriquiano, coreado, sí puede llegar a privarles. La explicación es clásica: la mejora económica se concentra, la pobreza se amplía. Como si dijéramos que la riqueza es siempre única: igual que existe la misma cantidad de agua desde que se formó la bola del mundo. Pero hay un movimiento centrípeto: el giro y giro de la historia va llevando la riqueza al centro (o sea, a la derecha, al poder) y se la quita a la periferia. ¿Para quién van a ser los 46.000 millones ahorrados? Quizá para reducir impuestos a los de alto nivel: teniendo en cuenta que según los bareas o schwartzes y otros de la economía nos dicen que ellos crearán empresas, darán puestos de trabajo. Ah, los pensionistas, en cambio, son improductivos.
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