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LAS VENTAS

Copiar a Ponce

De tierras peruanas ha venido un torero con la única finalidad -por las trazas- de copiar las maneras toreras de Enrique Ponce. Se llama Rafael Gastañeta y no parece que le vaya a ir mal. Por lo pronto, ya ha estado a punto de conseguir una oreja. Y no la consiguió porque no se dejó impresionar el presidente Pedro Rojo por el griterío que montaron los orejistas. A ver si sigue así.El diestro de Lima construyó con el quinto de la tarde, un auténtico novillo por su escuálido trapío, una faena calcada de los vídeos del torero valenciano. La misma forma de ejecutar el derechazo, del que abusa hasta el aburrimiento. El mismo trazo, postura y colocación en los pases de pecho. Los mismos naturales de poca monta. Y los ayudados por bajo. Por si éramos pocos, se descuidó con el anticonceptivo la abuelita.

Lorca / Juncal, Gastañeta, Uceda

Cuatro toros de Martín Lorca (uno devuelto por inválido), chicos, inválidos. 4º y 6º, de Criado Holgado, con presencia, muy flojos. 5º, sobrero de Ortigao Costa, anovillado, manejable.Luis Miguel Calvo, 'Juncal': media estocada -aviso- y descabello (aplausos y saludos); estocada (vuelta protestada). Rafael Gastañeta, que confirmaba: metisaca, media y tres descabellos (silencio); estocada (petición y vuelta). Uceda Leal: aviso antes de matar, dos pinchazos y estocada corta (silencio); media tendida y descabello (algunas palmas). Plaza de las Ventas, 24 de agosto. Menos de media entrada.

Antes había toreado al de la confirmación de alternativa de forma fría y mecánica. Su enemigo, que era un torete inválido, no permitía mayores hazañas. Con semejantes conductas sólo se consiguen pitos y palmas de tango.

Fue padrino de esta confirmación el cinematográfico Luis Miguel Calvo, que ahora lleva el apodo torero adjudicado a Paco Rabal en la serie televisiva. Se mostró decidido y con ganas, en largas cambiadas de rodillas y muletazos en la misma postura. Al primero de su lote, un torillo flojo, dócil y aborregado, le sacó derechazos, naturales y adornos.

Gustaron mucho los abaniqueos con la flámula con los que cerró los trasteos en ambos enemigos. Y no gustaron tanto los pares de banderillas que colocó a su primer morlaco. Aquello tuvo más vulgaridad que arte. El cuarto de la tarde le metió en la calle de los apuros, porque, además de andar distraído, se frenaba con peligro.

Uceda Leal ha vuelto a mostrar su buen gusto para manejar el capote y su ortodoxo sentido del toreo.

Trató de someter al tercero, el más manso del encierro y llegó a mandar en muy excelentes pases, a base de colocarse donde hay que hacerlo y bajar la mano. Lo echó a perder, al final, con una porfía encimista y un deslucido desarme. En el sexto volvió a colocarse bien y a torear quieto y erguido. Estos propósitos hicieron concebir alentadoras esperanzas. Pero se puso a pegar derechazos a destajo, cuando eran ya las nueve y diez y, la verdad, no eran horas para esos alardes.

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