Kohl considera superfluo cambiar de Gobierno, pero insinúa que cederá al deseo de Waigel
El canciller federal alemán, el democristiano (CDU) Helmut Kohl, considera superflua la discusión abierta en plena canícula sobre la necesidad de reorganizar el Gabinete ante las elecciones federales del año que viene, como desea su ministro de Hacienda, Theo Waigel. Sin embargo, no excluye la posibilidad de plantearse la cuestión en su momento. Al tiempo, el ministro de Defensa, Volker Rühe, propone en pleno debate sobre la profesionalización de las Fuerzas Armadas excluir a los ultraderechistas del servicio militar, para que no dañen la imagen del Ejército.
Con sus declaraciones de hace unos días sobre la conveniencia de una remodelación del Ejecutivo para afrontar las elecciones con un Gobierno renovado, el ministro federal de Hacienda y presidente de la Unión Social-cristiana (CSU) de Baviera, Theo Waigel, abrió una caja de Pandora. Waigel proporcionó a periodistas y analistas políticos un tema de discusión para un verano en el que el calor parece el único protagonista.Un solo ejemplo: el Ministerio de Trabajo concedió a sus empleados un permiso especial para marcharse a casa a las tres de la tarde. La razón: el excesivo calor. Esto ha provocado un gran escándalo y numerosos titulares de prensa. Mientras los burócratas liberados de parte de su trabajo disfrutan de las piscinas, prosigue la discusión sobre la crisis gubernamental propuesta por Waigel. Sus camaradas departido de Baviera apoyaron de inmediato a su jefe y declararon que la CSU se muestra a favor de reorganizar el Gabinete.
Desde su retiro veraniego en la región austriaca de Salzburgo, Kohl se limitó primero, a través de un portavoz, a declarar superflua la discusión sobre el tema y manifestó que la crisis no figura entre sus planes.
No bastaron estas palabras del canciller para aplacar un debate en el que ya todos dan su opinión. Los democristianos apoyan la postura del canciller. Los hermanos bávaros de la CSU insisten en la necesidad de un cambio de caras. Y el socio menor de la coalición, los liberales del FDP, dicen que el problema no les afecta, porque la continuidad de sus tres ministros está fuera de toda duda.
La CSU tiene interés en el asunto, porque a finales de año desaparece el Ministerio federal de Correos, cartera que ocupa Wolfgang Bötsch, uno de los suyos. La CSU se quedaría con sólo tres puestos, los mismos que hoy tiene el FDP.
Por eso, Waigel declaró que, llegado el momento, tendría que hablar con Kohl de un nuevo reparto de los ministerios en el Gobierno federal. Además, aseguró Waigel, se debe reestructurar el Ejecutivo y hacerlo mucho más eficiente, sin excluir la posibilidad de reducir el número de carteras, aunque "esto es cosa del canciller".
A los liberales, esto es poco menos que mentarles la bicha, pues ven en peligro alguna de sus poltronas ministeriales. Por eso se apresuraron a declarar que sus tres, ministerios (Exteriores, Economía y Justicia) seguirán en funcionamiento y les corresponden a ellos en el reparto acordado cuando se negoció la coalición. Para curarse en salud, afirmaron que tratar de desalojar al FDP de la cartera de Exteriores equivale a plantear la ruptura de la coalición. Con esto, el FDP salía al paso de las especulaciones que circulan en Bonn de que Waigel está harto de las difíciles finanzas y le gustaría disfrutar un poco al frente de la cartera de Exteriores.
Segunda versión de Kohl
Ante este sinfín de rumores y quinielas sobre la posible crisis, Kohl ha vuelto a pronunciarse y dice, en una entrevista que se emitirá mañana: "Yo estoy del todo abierto, pero no voy a decir ahora lo que pienso hacer antes de las elecciones. Sólo una cosa es segura: tenemos una fecha fija, la de la salida del colega Bötsch, y esto ya se sabía. En relación con esto, volveremos a hablar del asunto. Pero ahora no es un tema para una discusión pública".
El ministro de Defensa Rühe parece dispuesto a proporcionar un nuevo motivo para evitar los 10 meses de servicio militar: la ideología ultraderechista. Ante la repetición de incidentes xenófobos y racistas, con implicación de soldados de reemplazo, Rühe considera que esos individuos no tienen cabida en las filas del Ejército federal. Las cajas de reclutas, según el ministro, deberán identificar a los notorios activistas neonazis y ultraderechistas violentos "para librar de perjuicios al Ejército federal. La gente no puede perder la confianza en nuestras Fuerzas Armadas".
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