Las emociones del baile tradicional

La oferta de danza de la Quincena Musical donostiarra de este año ha adoptado una coherente línea que se apoya en la danza tradicional en tres manifestaciones muy depuradas y llenas de interés. Primero han sido los Derviches, después el Ballet Virski, y finalmente hoy Argia, el solvente conjunto de danza vasca que dirige Juan Antonio Urbeltz.Sin mucho esfuerzo se puede establecer una línea secreta entre estos espectáculos. En ellos coincide el rigor para tratar el folclore y un espíritu de estilización que aúna visión científica con invención coréutica. El Virski en estos presupuestos roza y toca varias veces la perfección, algo que se puede decir de esta compañía sin temor a equivocarse.

El programa escogido por Vantoulch tiene bastante de panorámico y hasta de histórico. No faltan las piezas creadas por el propio Virski hace años y donde brilla una rara gema: Bajo el cerezo, un baile de carácter más balletístico que fólclórico claramente inspirado en Coppelia.

La plantilla del Virski, formada por 100 artistas, luce un en trenamiento riguroso, clásico podría decirse. Su sincronía, su baile coral y alegre, hacen que el público se arranque varias veces en aplausos durante las exhibiciones de esas danzas acrobáticas y vernáculas que tantas huellas han dejado en las lecturas académicas. Es el caso del Gopak, que siempre resulta mucho más de lo que se espera. Sus alineaciones son ejemplares y más firmes que las de los grandes ballets de ópera y eso es el reflejo de un trabajo sólido que llega hasta la presentación de un riquísimo vestuario. Se ve este es fuerzo hasta en el grupo de 16 niños de su escuela que aparecen en escena provocando una explosión de ternura y buena danza: el relevo está más que asegurado.

El Ballet Virski actuará hoy, mañana y pasado en el Cuartel del Conde Duque de Madrid.