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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Crimen y castigo

PUEDE QUE sea cierta y puede que sea sólo una filtración falsa interesada en crear nerviosismo entre los criminales de la guerra de Bosnia que andan aún libres y sabotean sistemáticamente los intentos de cumplir los acuerdos de Dayton. Pero la noticia de que fuerzas especiales norteamericanas, al parecer con colaboración de otros países, están preparando una operación para capturar al máximo responsable de las matanzas en Bosnia, el líder serbio Radoyan Karadzic, es un indicio más de que Washington ha decidido dar un nuevo ímpetu a su política en los Balcanes. El Pentágono desmintió ayer que tropas especiales estén preparando la captura de Karadzic. Lo cual no es mucho, ya que, cualquier noticia sobre un plan de este tipo, cierta o no, ha de ser desmentida por sus supuestos o reales autores.Al mismo tiempo, responsables de las tropas internacionales han advertido a los serbios de Bosnia que los 2.000 hombres que forman algo así como la unidad de protección de Karadzic no puede ser considerada policía, sino una agrupación militar, y tiene, por tanto, que ser disuelta. Y anunciaron ayer una inspección, aun esta semana, de dichas fuerzas en Pale, el bastión de Karadzic en las cercanías de Sarajevo. Esto dejará al líder rebelde serbio un poco más desprotegido, y en todo caso, bastante más preocupado de lo que ha estado nunca en los últimos dos años.

También su jefe militar y responsable directo de decenas de matanzas, incluida la de Srebrenica, el general Ratko MIadic, tomará más precauciones y posiblemente se vea, obligado a abandonar la intensa vida social que tiene este verano en las playas de Montenegro, en el estadio del Estrella Roja de Belgrado o en fiestas en hoteles de la capital serbia.

Durante su reciente visita a los Balcanes, el enviado especial norteamericano del presidente Bill Clinton, Richard Holbrooke, ha advertido al presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, que si tolera la presencia pública de Karadzic y MIadic no debe esperar ayuda económica, sino, por el contrario, la reactivación de algunas sanciones. Holbrooke no tenía confianza en que Milosevic entregue a Karadzic al Tribunal Internacional de La Haya. Porque Karadzic sabe mucho sobre las responsabilidades reales de Milosevic. Pero la presencia de estos criminales de guerra en Serbia será ya muy ingrata para el presidente.

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A partir de ahora pueden pasar varias cosas. Una es que Karadzic tenga un accidente y aparezca muerto, fórmula de desaparición muy habitual en los medios en que se mueve. Otra, que desaparezca definitivamente y se esconda en alguno de los países en los que tiene depositado su ingente botín de guerra. Según informaciones del Financial Times, Estados Unidos podría haber ofrecido esta solución a Karadzic para alejarlo de Bosnia. Una tercera es que las fuerzas internacionales lo detengan y presenten ante el tribunal. Es esta última, sin duda, la más deseable.

El endurecimiento de la postura norteamericana, tras convencerse de que los criminales de guerra juegan un papel capital en la paralización de los acuerdos de Dayton, ya da resultados. En Croacia hay indicios de que las autoridades están dispuestas a entregar al Tribunal de La Haya al general croata Dario Kordic, acusado de crímenes de guerra contra la población musulmana en Bosnia.

Parece que se les acaba la vida tranquila a los principales causantes del drama de Bosnia. Es una buena noticia, para la justicia y para la paz. Porque no hay forma más efectiva de luchar contra los peligros de una repetición de los crímenes que acabar con la impunidad de sus responsables.

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