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La liberación de presos cobra más relieve que el desarme en las negociaciones del Uster

La situación de centenares de militantes norirlandeses católicos, presos desde hace años en las cárceles británicas, surge ahora como el factor predominante en la nueva agenda de negociaciones para terminar con 28 años de conflicto en Irlanda del Norte. Mientras anoche se lidiaba el primer debate televisivo entre los enconados enemigos del Ulster, en Belfast ayer no cabía duda de que la idea del desarme del Ejército Repúblicano Irlandés (IRA) y de las numerosas milicias protestantes afines al Reino Unido ha comenzado a pasar a un segundo plano.

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El dirigente del Partido Unionista del Ulster (PUU) Kenn Maginnis aprovechó anoche el primer debate público con el número dos del Sinn Fein, el líder católico Martin McGuinness, para acusarle de un largo historial de violencia que, según dijo, no borra la vocación de violencia y complicidad con el IRA. Pasando agresivamente a la ofensiva Maginnis acusó a McGuinness de ser "el padrino de todos los padrinos del IRA" y de ser directamente responsable de una serie de operaciones guerrilleras que han ensangrentado Irlanda del Norte en los últimos años.Por su parte McGuinness optó por exhortar al PUU (unionista y protestante) a que asista a las conversaciones patrocinadas por Londres para reanudar el diálogo político en el Palacio de Stormont, a las afueras de Belfast, el próximo 15 de septiembre.

"Debemos sentarnos a la mesa para hablar", delcaró McGuinness.

Los líderes y portavoces de las facciones enemigas habían dedicado la jornada a entrenarse para el duelo verbal. La coincidencia de que los protagonistas del primer encontronazo retórico público del conflicto en Irlanda del Norte no solamente enfrentara a polos ideológica y religiosamente opuestos de una compleja ecuación, sino que, para complicar más las cosas, tuvieran un nombre de pronunciación extraordinariamente similar, resultaba fascinante. Maginnis, el protestante, contra McGuinness, el católico, debatiendo si es más importante para el "proceso de paz" hablar del desarme o de abrir las puertas de las cárceles británicas a un simbólico número de hombres violentos de ambos bandos como primer gesto de buena voluntad y reconcliación.

Gran expectación

Horas antes del encuentro, que la prensa irlandesa pronosticó que captaría la atención de todos -incluso la de los adictos a la emisión de Expediente X-, lo que había en las calles de Belfast eran manifestaciones nuevas de que si Londres quiere paz va a tener que abrir las cárceles.Si Blair ha puesto énfasis en la necesidad de "decomisar" los fusiles, los lanzagranadas y los rústicos pero letales artefactos explosivos del IRA o el arsenal de sus enemigos mortales, los variopintos grupos protestantes que en el sector oriental de la ciudad más dividida de Europa, que, fusil en ristre, se campean con máscaras negras, la bandera rojiblanca protestante del Ulster en alto, ondeando a igual altura que la Union Jack o la enseña naranja de los fanáticos orangistas, ayer las calles de Belfast le presentaron otro mensaje.

Ondeando desde los balcones del sombrío bloque de apartamentos en cuya terraza anidan francotiradores del Ejército británico sin más misión que controlar el reducto del IRA en ambas aceras de Falls Road, destacaba un enorme cartel "Libertad a los presos de guerra del IRA".

No lejos de la esquina donde el Belfast, que ha soportado 28 de años de conflicto, en el mismo punto donde hoy existe una frontera impuesta por los soldados británicos sin más misión en Irlanda que proteger a los protestantes, un vendedor de periódicos hacía su agosto vendiendo la última edición de una publicación de irregular aparición, pero convertida en un bien sumamente cotizado. Es una revista hecha con dificultades. Se llama La voz cautiva. Se ocupa de los presos del Sinn Fein y del IRA, de sus angustias en las mismas prisiones británicas en las que Amnistía Internacional ha denunciado sin eco durante años la existencia de celdas que se asemejan a "ataúdes de cemento". Tambien se ocupa de glorificar las fugas.

[Martin McGuinness ha solicitado una revisión judicial sobre la legalidad del juramento de lealtad a la Corona británica, requisito indispensable para todos los parlamentarios británicos, informa Efe. McGuinness y Gerry Adams, el líder del Sinn Fein, obtuvieron un escaño en las últimas elecciones legislativas, pero ambos se negaron a prestar el preceptivo juramento a la Corona.]

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