Objetivo: impedir una salida negociada
Es cada vez mayor el número de indicios de que en Argelia existen fuerzas, tanto en el seno mismo del régimen como en la nebulosa islamista, que buscan una salida negociada a la crisis.La liberación de dos dirigentes del FIS proscrito, Abasi Madani y Abdelkader Hachani, decidida por el presidente Zerual, ha sido seguida por unos primeros contactos de altos círculos militares con el brazo armado del FIS, conocido como Ejército Islámico de Salvación, revelados por un diario saudí. Otro rotativo del Golfo, editado en Londres, Al Hayat, afirmaba el sábado que un jefe islamista, Ali Ben Hayar, ha pedido "garantías para los combatientes sinceros" de cara a una posible tregua.
Por su parte, los partidos políticos firmantes del Acuerdo de Roma han venido mostrando, desde la excarcelación de Madani, una marcada expectativa dando a conocer que el FIS ha elaborado un documento que debe servir de base para una tregua en un primer momento y la pacificación del país después. El propio Abasi Madani ha hecho una tímida declaración en favor de la paz y su entorno no excluye que el jeque haga un solemne llamamiento a un alto el fuego que de pie a la apertura de negociaciones políticas.
Precisamente en el momento en que se han empezado a notar los indicios de la búsqueda de una salida política a la crisis, que ensangrienta el país desde que en 1992 el Ejército revocó las elecciones ganadas por el FIS y suspendió las garantías constitucionales, el terrorismo ciego está poniendo el país a sangre y fuego. En estas condiciones, cuando cada día se informa de nuevas matanzas, es difícil justificar para unos y otros la apertura de negociaciones. Y es quizá eso mismo lo que buscan los duros del régimen, por una parte, y los terroristas y quienes les manipulan, por otra: impedir la pacificación del país.
El antes citado dirigente islamista Ben Hayar, jefe de la Liga Islámica por la Predicación y la Yihad, ha acusado al GIA de entenderse con ciertas esferas del poder en las matanzas de civiles. Ben Hayar rompió con el GIA cuando este grupo ejecutó a dos importantes dirigentes del mismo, Mohamed Said y Abderrazak Reyam, fundadores del FIS, que posteriormente habían engrosado las filas del Grupo Islámico Armado y que disentían sobre el asesinato de mujeres inocentes.
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