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LAS VENTAS

Mucha inexperiencia

Estos chicos torean muy poco. Juan Cuéllar sólo se vistió de luces dos veces durante la pasada temporada y Carlos Neila una tan sólo. Y, naturalmente, esta falta de bagaje profesional se hace ver con notoriedad. Los tres matadores de esta corrida exhibieron un enorme caudal de inexperiencia. Y la oportunidad concedida se quedó en humo de pajas.La corrida de Alonso Moreno fue mansa y con algunos problemas durante la lidia, más por la falta de entendimiento de los toreros que por sus condiciones naturales. En general, llegaron a la muleta quedándose cortos, pero metiendo bien la cabeza y más de dos pudieron haberse ido sin orejas a los territorios de la nada. La inexperiencia de sus matadores hizo que fueran arrastrados con los apéndices auriculares barriendo la arena.

Moreno / Cuéllar, Romerito, Neila Toros de Alonso Moreno (uno devuelto por inválido), de discreta presencia, mansos

6º, sobrero de Rafael Peralta, bien presentado y muy flojo.Juan Cuéllar: pinchazo y media tendida (silencio); estocada corta trasera -aviso- y descabello (ovación y salida a los medios). Romerito: media delantera y descabello (silencio); estocada delantera (ovación y salida al tercio). Carlos Neila: media atravesada (algunas palmas); pinchazo hondo y dos descabellos (silencio). Plaza de Las Ventas. 10 de agosto. Menos de media entrada.

El primer enemigo de Cuéllar fue un manso que buscó la salida durante casi toda la lidia. No se dejaba picar y el del castoreño tuvo que cortarle la huida. Por el pitón derecho tomaba bien el engaño y Cuéllar lo pasó en derechazos sosos y fríos. Por el izquierdo se frenaba y se revolvía. El cuarto le presentó muchos problemas, pese a lo cual el torero de Colmenar de Oreja se empeñó en darle pases. Semejante tozudez fue premiada con el logro de algunas series de naturales templados y otros con la derecha con mando y largura. Era evidente que la porfía del torero había conseguido sus frutos, ya que el toro parecía muy distinto al que había empezado la faena. Fue, sin duda, lo mejor de la tarde y algunos llegaron a pedir la oreja para el torero.

Romerito demostró, junto a su inexperiencia, que no tiene gusto estático para el arte del toreo. La falta de experiencia le lleva a hacerse un lío con los trastos de su oficio y la falta de gusto, a colocarse mal y a poner horrorosas posturas. Su primer toro mandó siempre sobre él y al segundo, que humilló con bondad, le hizo una larga faena a base de mantazos sin acoplarse y al que dejó que se escapara a los tableros del tendido cuatro. También tuvo minoritaria petición de oreja. Un diestro con más experiencia la habría conseguido.

Carlos Neila anduvo con muchas precauciones, sin decidirse a meterle mano a su primer enemigo, al que le enseñaba el piquito de la muleta. Al sexto, que se acabó en la pelea con el caballo, le atizó una plúmbea sesión de trapazos con la derecha. Notó la indiferencia del público y optó por coger las armas toricidas para acabar con su antagonista y con una tarde de tanta inexperiencia.

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