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Ramón Langa vuelve al teatro con "Pregúntame por qué bebo"

No es lo mismo ser un alcohólico sumergido en el abismo de su condición, que un solitario bebedor compulsivo, que termina borrachuzo dando palique y filosofando frente al camarero de cabecera en su bar habitual. A este segundo grupo pertenece Adriano Alaya, personaje que a partir de mañana interpreta el actor Ramón Langa en el teatro Maravillas de Madrid en Pregúntame por qué bebo, de Juan Carlos Ordóñez, director con Juan Polanco del montaje, en el que participa Osky Pimentel en el papel de barman.

"No sé si es una comedia, ya que la obra, aunque es muy divertida, tiene partes poéticas emocionantes. Pero está claro que el humor late a lo largo de la función", dice Langa para aclarar que no se trata de un rollo plúmbeo sobre las miserias a que conduce el alcohol, sino del retrato irónico de una noche "cargada" en la que también tiene protagonismo la radio, cuyas voces han sido grabadas por ocho actores.

Dos décadas de ausencia

Langa, que regresa al teatro después de casi dos décadas de ausencia, es el primero que afirma que es muy bueno un güisqui de vez en cuando. Lo consume moderadamente, "porque no es bueno ser muy bueno durante mucho tiempo", dice el actor, que sí es compulsivo con el trabajo, en el que continuamente está enzarzado: "Soy un picaflores. Lo que busco es ser polifacético y dúctil, abordar cualquier personaje, aunque sea muy distinto a mí. Me gusta hacer de todo en todo mi oficio".Dicen que sorprenderá cuando emita TVE la serie Blasco Ibáñez, la novela de su vida, que acaba de grabar dirigido por Luis García Berlanga. Mientras tanto, se ha ganado buena reputación como doblador. Sólo hay que cerrar los ojos al oír a Kevin Costner y Bruce Willis para oírle a él, aunque a cada uno le obliga a matices diferenciadores: "Doblando se interpreta, porque imitas la interpretación de un actor, y todos son diferentes", afirma; y señala que doblar a Willis le resulta más fácil que poner voz a Costner: "Bruce tiene una forma de interpretar más desenfadada, me identifico más con él. Costner está más atado a la disciplina y se enzarza en vías muy difíciles".

Defiende a Adriano Alaya, el bebedor solitario que interpreta: "No es alcohólico sino bebedor. Es poético, muy extravertido, filosófico, cachondo, divertido, que se cree un monstruo de inteligencia, hasta que se cae al suelo y se da cuenta que es una porquería". Lo que parece claro es que el texto le entusiasmó desde el principio, ya que al leerlo decidió producirlo. Habló con bastantes actores, entre ellos Daniel Dicenta, para que hicieran su papel. Pero fallaron y mucha gente le animó a que lo hiciera él. Aunque la obra es casi un monólogo, cuenta con Pimentel, también conocido como coreógrafo, como compañero de reparto: "El trabajo de Osky es muy difícil: consigue estar todo el rato sin decir nada, crea comunicación, diálogo mudo, y la gente se troncha con él.

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