_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El Yo

Manuel Rivas

Hoy vamos a hablar de otro liberal. Isaac Prado Villapol, alcalde de O Vicedo, en Lugo, le ha puesto su propio nombre, avenida Doctor Prado Villapol, a la vía principal del pueblo. Esta excelencia ha dado algo que hablar por otras minucias, como embolsarse 60 kilos en dietas, pero a mí lo que me emociona es este gesto filantrópico y centrista de donar el propio nombre al eje transversal del municipio.Alcalde desde hace 24 años, el doctor Prado gobierna con mayoría total. Los 11 concejales son del Partido Popular, entre otras cosas, porque nunca hubo candidatura opositora. Dicen que eso es así porque tiene al vecindario intimidado, que allí no se vende un tornillo ni un condón sin su control. Hay quien interpreta su graciosa aportación al nomenclátor como una desvergüenza caciquil y se le acusa de manejar el pueblo como una ínsula franquista. Ya estamos. Los hay que confunden el franquismo con la franqueza. Típico análisis anacrónico y resentido de los que desearían que el callejero fuese un coladero de poetas malditos.

El del doctor Prado es un desinteresado gesto de ilustración zoológica sobre el poder. Nos brinda una metáfora que conmueve por natural. A la manera del cánido que señala su territorio con el rastro que deriva del acto diurético consecuente al no por instintivo menos elegante gesto de alzar la pata trasera, la marca simbólica del mandatario, encarnada a más no poder en placa que lleva su nombre, se ajusta al milímetro al espacio potestativo y nunca podrá decirse que los administrados, pares o impares, no saben a quién atenerse. En realidad, este hombre es un adelantado. Un profeta del poder tautológico. El heraldo de un asfixiante pleonasmo. Abanderado del ideario que nos gobierna: el pronombre personal de primera persona.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_