El Juli bordó el toreo

El Juli bordó el toreo con finos hilos y, tras cuajar una faena de escándalo, indultó a Feligrés, un novillo de bandera de la dehesa de La Venta del Refugio, corrido el 11º como tercer sobrero. Ya habían transcurrido casi cuatro horas de esta larga novillada (4 horas y 15 minutos).Después de unos lances de tanteo, Juli plasmó un quite con unas vistosas y complicadas crinolinas. Se volvió a lucir con los palitroques, como ya lo había hecho en el tercer y séptimo novillo, en los que con enjudia y valor trasteó. Pero lo grandioso vendría con la muleta. En su apoteósica faena hubo un espectacular péndulo enhebrado con derechazos, cambio de mano por delante y forzado de pecho. En la serie de inmaculados redondos y naturales barría la arena con el engaño derrochando señorío. Ejecutó las suertes ligándolas con naturalidad y precisión, aguantando, templando y mandando. Los espectadores se pusieron de pie y pidieron el indulto del cornúpeta y, tras ser concedido, el madrileño le simuló la suerte suprema con una banderilla que dejó en todo lo alto.

Los deseos de triunfo de José Antonio Iniesta se quedaron en frustradas intenciones. Con el tardo pero noble primero tuvo detalles y al quinto lo lidió con esmero bajo una fuerte lluvia, pero no supo aprovechar la fijeza del burel. No satisfecho, el albaceteño regaló el primer sobrero y con el percal mostró su solera, pero con la bayeta no estructuró su desempeño y sólo se vieron buenos pases con hondura.

Al noble segundo -que recibió arrastre lento- Alberto Huerta lo saludó de hinojos dándole una larga cambiada, pero su quehacer con el refajo fue desairado. Como al manso sexto lo lidió desangelado, regaló el segundo sobrero, al que esperó a porta gayola con una comprometida larga cambiada. Con la franela su labor fue de calidad pero por pinchar se lo escapó el trofeo.

Gerardo Gaya cargó con el peor lote del encierro. Entre el fuerte viento que sopló hasta el décimo novillo y la peligrosidad del cuarto poco se podía hacer con éste, pues derrotaba a diestra y siniestra. Al áspero octavo, que además era probón y gazapón, lo lidió decorosamente.