_
_
_
_

El coreógrafo Serguéi Bobrov afirma que "la tradición rusa sigue viva"

El Ballet del Bolshoi de Moscú presenta "Antígona" en Madrid

El bailarín y coreógrafo ruso Serguéi Bobrov (Moscú, 1963) presenta hoy y mañana en el Conde Duque de Madrid su versión de Antígona, basada en Sófocles e interpretada por 20 solistas jóvenes del Gran Teatro Bolshoi de Moscú. La pieza, que ha recorrido con éxito varias plazas europeas, se acompaña en directo por la prestigiosa orquesta de percusión de Mark Pekarski. Bobrov reivindica la actual progresión y vitalidad de la coreografía moderna en Rusia y el papel que jugará en el panorama dancístico del siglo XXI a la vez que prepara un Romeo y Julieta y sueña con una Medea.

Más información
Emoción

Para coreografiar hace falta la aplastante seguridad y el aplomo que exhibe Serguéi Bobrov. Templado en la dura vida interna del Teatro Bolshoi de Moscú -donde gozaba del raro privilegio de la protección del que fuera su poderoso director, Yuri Grigoróvich-, este joven y talentoso creador de 33 años, con apenas unas pocas obras -su primera coreografía data de 1990-, se ha situado en el centro de atención de la crítica balletística rusa e internacional.La Antígona es el resultado del encargo de un festival ateniense, y de ahí, dio el salto a Occidente. Vladimir Vassiliev, actual director del Bolshoi, vio la obra y se quedó prendado: "Hasta el punto de que la incluirá en la programación del Bolshoi. A mí me dijo que le había interesado muchísimo", asegura Bobrov, que tiene claro cuál es su destino: "Yo sabía que me dedicaría por entero a la coreografía. Bailo, hago papeles de carácter (ahora me voy con el Bolshoi a una larga gira a Japón), pero mi futuro profesional está en coreografiar, un duro trabajo que pasa por recoger primero toda la información posible, pues allí hay también fuentes de inspiración.. De hecho, mi libro preferido son los tomos de la Historia del Arte. La coreografía es un arte total, de referencias a las otras artes".

Serguéi Bobrov reconoce que estos presupuestos estéticos son heredados de su maestro Yuri Grigoróvich: "Aprendí mucho con él. Sé que había quienes no le querían, pero la verdad es que en sus 35 años de director del Bolshoi más de 20 coreógrafos estrenaron sus obras. Antes de terminar la Escuela Superior Coreográfica hice la primera versión de Electra y ya me dijo que debía seguir adelante". El coreógrafo habla del papel generacional que le ha tocado vivir: "La tradición moderna rusa continúa y sigue viva. Eso no lo interrumpe nada, pues nada, en arte coreográfico, surge de golpe. Es así que somos los herederos, por ejemplo, de ese gran renovador que fue Goleizovski, del drama coreográfico con sentido moderno. La renovación está en Moscú y el sostenimiento de la tradición en San Petersburgo. Eso ha sido así durante generaciones. Grigoróvich, por ejemplo, procedía de San Petersburgo, pero fue en Moscú donde sentó cátedra e hizo historia".

La selección de otra tragedia griega para su segunda obra de gran formato le hace razonar: "El drama coreográfico es muy importante en la escuela rusa desde la época de los años cincuenta, tal como la pantomima, que yo también uso no con un sentido realista; los coreógrafos rusos basamos la puesta en escena en la capacidad humanística de la danza. Antígona sólo se coreografió en el siglo XVIII, estaba olvidada para el ballet y eso me animó".

En varios medios especializados, así como en los rumores que circulan por Moscú se especula con que este joven será el futuro director del Teatro Bolshoi de Moscú, y él mismo sonríe y dice: "No es una cuestión de años. Tengo 33, pero hay que recordar que Grigorovich con 37 asumió ese puesto. Hay un dicho ruso que dice 'Primero se aprende a dirigir a tres personas, después el número de dirigidos no importa'".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_