Llega Jatamí
EL PARLAMENTO de Teherán investirá hoy a Mohamed Jatamí como nuevo presidente de la República Islámica de Irán. Su gran victoria en las elecciones presidenciales de mayo pasado, en las que obtuvo el 69% de los votos frente a su rival, el muy conservador presidente del Parlamento, Alí Akbar Nateq-Nuri, desató manifestaciones de satisfacción popular no habidas en mucho tiempo en la república islámica.La mayoría de la población iraní, especialmente mujeres, jóvenes, intelectuales y clases medias urbanas, expresaban con su voto y su alegría por el triunfo de Jatamí sus deseos y esperanzas de lograr reformas liberalizadoras en el rígido régimen clerical islámico. En Occidente tampoco se ocultó la satisfacción por lo que se quiere entender como una primera oportunidad seria de que Irán cambie su política, en lo que respecta a las libertades civiles y políticas en el interior y en sus relaciones con Occidente en el exterior.
Jatamí se ha desmarcado clara y frecuentemente de la política represiva y fanática del clero que domina la política iraní. En su día fue cesado por ello como ministro de Cultura y marginado como lector en la Biblioteca Nacional en la capital iraní. Ahora retorna al poder con gran apoyo popular.
No deben esperarse cambios espectaculares de su llegada a la presidencia. Primero, porque su poder está muy limitado, tanto por su rango constitucional, inferior al líder religioso Jamenei, como por la oposición, cuando no hostilidad, con que contará en las instituciones, mayoritariamente ocupadas por el islamismo más reaccionario. De la composición de su Gobierno cabrá hacer una primera valoración de su capacidad de maniobra inicial.
Pero, en todo caso, sí parece que la llegada de Jatamí puede abrir puertas hasta ahora firmemente cerradas hacia una cierta normalización de las relaciones entre Irán y Occidente. Ha habido en Occidente dos claras y enfrentadas posturas para combatir ciertas conductas de Irán que son inaceptables para la comunidad internacional, como su apoyo al terrorismo, su sistemática violación de los derechos humanos en el interior y amenazas como la fatwa o llamamiento a asesinar al escritor Salman Rushdie. EE UU optó por el aislamiento y el embargo; Europa, por el diálogo condicionado. Ambas estrategias fracasaron. Europeos y norteamericanos deberían buscar ahora una política común hacia Irán. Si con Jatamí llegan indicios de cambios, Occidente debería hacer esfuerzos coordinados por incentivarlos. Para que un país de la importancia de Irán pueda reintegrarse en la comunidad de Estados civilizados.
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