El Plan Gerontológico prevé duplicar las plazas en residencias en 10 años
Once de cada cien madrileños tienen más de 65 años. Y dentro de 10 años, los mayores de esta edad serán el 15% de la población. Este envejecimiento de la región ha llevado al Gobierno del PP a elaborar un Plan Gerontológico cuya meta final es el año 2006. Con él pretenden duplicar el número de plazas en residencias públicas (de 7.927 a 16.000) en la región. El anterior Ejecutivo socialista tuvo una idea similar que no pudo ejecutar por el batacazo que se dio en las urnas (perdió ocho diputados y el gobierno de la Comunidad).
La consejera de Sanidad y Servicios Sociales, Rosa Posada (PP), tiene ya listo un documento cargado de medidas para combatir uno de los problemas principales de este fin de siglo: la falta de plazas públicas en residencias de ancianos para una región que envejece peligrosamente.
Ahora hay más de 11.000 mayores en lista de espera para ingresar en una residencia. Y así seguirán algunos años, hasta que las medidas de los responsables regionales se apliquen realmente. La Comunidad tiene abiertas actualmente 287 residencias (entre públicas, privadas y de organizaciones no gubernamentales) que suman 19.942 plazas. La mayoría, 11.895, son privadas. El 77% de los que aguardan plaza tiene más de 75 años, el 66% son mujeres y el 60% declara pensiones inferiores a 60.000 pesetas.
De los 586.291 mayores de 65 años que habitan en la región, el 77,6% se concentra en la capital. Los distritos de Centro, Chamberí y Salamanca son los más envejecidos; los más jóvenes son los de Barajas, Villa de Vallecas y Vicálvaro.
Las medidas que plantea el Plan están inmersas en dos apartados diferenciados. Por un lado, las ayudas para aquellos ancianos que, con algún apoyo, pueden seguir residiendo en sus domicilios. Por otro, los alojamientos alternativos (residencias, pisos tutelados, acogimientos familiares) para aquellos que no pueden valerse por sí mismos.
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El Gobierno regional planea extender el servicio a domicilio a 47.873 ancianos
VIENE DE LA PÁGINA 1El documento de la consejería de Sanidad y Servicios Sociales no precisa el presupuesto necesario para acometer los distintos planes, a la espera de conocer las próximas cuentas regionales, donde ya se incluirán partidas para el desarrollo del Plan Gerontológico. El estudio sí detalla cada uno de los objetivos que persigue para resolver el problema de los mayores. Son los siguientes:
Ayuda a domicilio. El 1,6% de la población madrileña mayor de 65 años, 9.729 personas, reciben actualmente ayuda a domicilio (en tareas de limpieza, desplazamientos a consultas médicas o en el aseo personal). Los planes regionales consisten en ampliar gradualmente este sistema de atención a los mayores para alcanzar, dentro de 10 años, a 46.873 ancianos. Para cubrir este objetivo, la Comunidad precisa la colaboración de Ayuntamientos, el Insalud, empresas privadas, voluntariado y Cruz Roja.
Teleasistencia. Es un dispositivo técnico que lleva el anciano (una especie de medallón) y que le conecta directamente por vía telefónica con una central receptora que recibe la señal de alarma cuando la persona, por ejemplo, no ha accionado la cisterna del retrete en un plazo prudencial de tiempo. Este recurso garantiza la vigilancia domiciliaria del anciano y resuelve cualquier tipo de emergencia, ofreciendo seguridad todo el día. Los profesionales complementan este sistema con visitas periódicas de apoyo al mayor. El objetivo regional es pasar de las 3.000 personas que actualmente disfrutan de este servicio a 28.000. Para este programa, Sanidad y Servicios Sociales contará con la ayuda del Ministerio de Fomento.
Apoyo a las familias. Un tercio de las personas mayores de la Comunidad de Madrid viven en familia, con tres o más miembros. Cerca de la mitad conviven con su cónyuge y un 20% habitan solas. Entre los que viven solos predominan las mujeres: 86 de cada 100. La familia sigue siendo una red social básica de apoyo en situaciones de penuria, marginación o falta de autonomía. Pero la atención a un anciano inválido genera cansancio y tensiones en el hogar, donde, además, la progresiva incorporación de la mujer al trabajo ha influido en su papel de sustento de los más desvalidos. Por eso la ayuda a las familias cuidadoras es imprescindible. El plan propone ampliar las plazas para la acogida temporal en residencias de ancianos a los que cuida su familia. Ahora sólo se facilitan 151 plazas por año, pero se pretende llegar a 6.000. También está previsto habilitar cada año 4.000 plazas en residencias para acoger al mayor durante las vacaciones de verano, de manera que sus parientes descansen. Ahora sólo se benefician de estas estancias estivales 160 ancianos al año.
Atención residencial diurna. Son los llamados centros de día, un recurso poco conocido y dirigido a ancianos con problemas para valerse por sí mismos pero que no quieren ingresar en una residencia, o no tienen plaza para hacerlo en una pública ni dinero para entrar en una privada. En estos centros, que funcionan desde la mañana a media tarde, reciben atención rehabilitadora y participan en talleres para recuperar o mantener sus capacidades. También suelen disponer de transporte desde su domicilio. Ahora existen 800 plazas, entre las redes municipales y regionales, y se pretende llegar a las 3.000 en 10 años.
Ayudas complementarias. Ayudas económicas para instalar teléfonos en aquellos domicilios de mayores que carecen de ellos o también para mejorar la habitabilidad de las viviendas. Ahora sólo se conceden algunas de forma esporádica, por ejemplo para teléfonos. En zonas como el distrito Centro de la capital, sobre todo en barrios vetustos como Lavapiés, hay un buen número de ancianos viviendo en casas que carecen del tamaño, la ventilación o los servicios mínimos. En los próximos 10 años se quiere llegar a conceder 2.000 ayudas para la instalación de teléfonos y 6.300 para reparar los pisos.
Posibilidades de convivencia. Pueden existir opciones diferentes al ingreso en una residencia, aunque ahora sean muy minoritarias. Un ejemplo de ello es el acogimiento de mayores en familias que reciben una remuneración económica de la Administración pública por acoger a un anciano en su hogar. Ahora hay sólo 36 personas viviendo de esta manera, pero para el año 2006 se quiere llegar a los 200 acogimientos. También está en proyecto, aunque aún no se ha ensayado, fomentar la convivencia de ancianos con jóvenes en pisos compartidos. Otra opción que ya existe, aunque poco extendida por las instituciones de Madrid, son los pisos tutelados, una especie de apartamentos con servicios comunes de comida, lavandería y, asistencia. En estos momentos hay dos bloques en Retiro y en la calle de Jerte, en Centro; la previsión es llegar a las 960 camas.
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