El Gobierno cambiará en 1988 la fiscalidad de fondos de inversión y depósitos bancarios

El Gobierno tiene la intención de reparar el desequilibrio que entre los diferentes instrumentos de ahorro -fondos de inversión, planes de pensiones y depósitos- provocó la reforma de la fiscalidad de las plusvalías de hace un año. El vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato, dijo ayer que se va a "profundizar" en esa reforma fiscal, con la idea de "ampliar las posibilidades de inversión a los ciudadanos y darles mayores opciones para cambiar de instrumentos". Ahora, la mayor parte del ahorro se destina a los fondos de inversión. Rato anunció estos cambios para 1998, ejercicio en que espera un crecimiento del 3,4% basado más en la inversión que en el consumo privado.

A sólo un año de la reforma en la fiscalidad de las plusvalías, Rato mostró ayer su intención de abordar en los Presupuestos de 1998 cambios en el tratamiento tributario de los diferentes instrumentos de ahorro. No se trata de una vuelta atrás, sino de "profundizar" en aquella reforma fiscal, la primera y más importante de las llevadas a cabo hasta ahora por el Gobierno del PP.El cambio supuso que las plusvalías (diferencia entre el valor de compra y de venta de pisos, fondos de inversión, acciones ... ) tributan, pasados dos años, a un tipo fijo del 20%, en lugar de al tipo general del IRPF que correspondiera por la suma de todas las rentas. A partir de entonces, los fondos de inversión han registrado un crecimiento espectacular, hasta alcanzar los 23,4 billones de pesetas y los seis millones de partícipes. Los depósitos bancarios quedaron en clara desventaja.

Sólo en el pasado mes de julio, los fondos de inversión han captado 1,1 billones de pesetas más, con lo que su volumen se sitúa ahora en 24,5 billones de pesetas, según Ahorro Corporación. De esa cantidad, 700.000 millones corresponden a casi toda la deuda pública especial que venció a finales de junio.

Rato se limitó a dar las claves de la reforma que prepara, sin entrar en detalles. Se trata de "ampliar las posibilidades de inversión a los ciudadanos y darles mayores opciones para cambiar de instrumentos", explicó el vicepresidente segundo. Fuentes del Ministerio de Economía explican que no se trata de mejorar unos instrumentos en perjuicio de otros, sino de restablecer el equilibrio perdido.

Programa electoral

Esto pasaría, según la misma fuente, por hacer tributar a los fondos de inversión por el incremento patrimonial teórico de cada año; es decir, como si se hubiera vendido la participación. Este régimen se aplica en Alemania y hay un ejemplo paralelo en España. La vivienda en propiedad tributa cada año por el 2% del valor catastral, aunque no se venda. Algo que el PP se comprometió en su programa electoral a eliminar.Paralelamente, Economía pretende mejorar el tratamiento fiscal de los depósitos bancarios. Se establecería una retención liberatoria del 20% sobre los intereses. De esta forma, pagarían lo mismo que las plusvalías y no tributarían, como hasta ahora, al tipo general del IRPF. En los fondos de inversión está descartado establecer una retención. La segunda revolución fiscal que prepara Rato pasaría también por mejorar la fiscalidad de los planes de pensiones.

Se trataría de tributar al 20% por la rentabilidad obtenida (diferencia entre lo que se aportó y lo que se cobra, una vez corregida la inflación) y que la prestación como tal pague el IRPF como una renta del trabajo. La liquidez sólo sería posible a los 10 años y en circunstancias excepcionales.

Rato negó que todas estas reformas tengan una justificación recaudatoria. Sin embargo, el cambio de las plusvalías y el descenso de los tipos de interés han provocado una caída en los ingresos por retenciones del capital del 10,9% en los cinco primeros meses del año. El vicepresidente del área económica lo atribuyó sólo a la caída del precio del dinero y dijo que "se compensa con otros ingresos fiscales".

La apuesta del Gobierno es fomentar el ahorro privado y canalizarlo hacia la inversión, tal como aparece en el cuadro macroeconómico aprobado ayer por el Consejo de Ministros como base de los Presupuestos de 1998. Según las previsiones, la inversión crecerá un 7,6%, frente al 3,1% del consumo. Para ello, el Gobierno hará crecer la inversión pública un 6%; es decir, por encima del crecimiento nominal de la economía (5,7%, sin descontar la inflación).

Críticas del PSOE

Se trata, según Rato, de un "crecimiento sano, sin tensiones inflacionistas, a la vez que se reduce el déficit y no crece la presión fiscal" . Según lo aprobado, la economía crecerá un 3,4% (sin inflación), los precios el 2,1 % y el déficit será del 2,4% del producto interior bruto (PIB). La reducción de los gastos financieros (250.000 millones) permitirá abordar las prioridades en el gasto: sanidad, educación, inversión pública y profesionalización de las fuerzas armadas.Nada más conocerse los objetivos del Gobierno para el año próximo, llegaron las críticas. El portavoz del PSOE en la comisión de Administraciones Públicas, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró que los Presupuestos "no traducen el crecimiento en una mayor distribución de la riqueza". En su opinión, el Gobierno "ha optado nuevamente por favorecer a las rentas del capital y no a las del trabajo".