Bono logra que el plan del Júcar reserve la cuarta parte del agua para La Mancha

La ministra de Medio Ambiente, Isabel Tocino, convocó ayer en Madrid a los presidentes de Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana. Se felicitó por haber logrado entre los tres un acuerdo sobre el plan del Júcar. Se dieron la mano, posaron ante las cámaras y se fueron sin hablar de contenidos. La cortesía con el Consejo del Agua, que se reunirá el día 6 para aprobar el plan, fue la excusa de la cortina de silencio sobre un acuerdo que reconoce por primera vez a Castilla-La Mancha los derechos del agua del Júcar, aprovechado históricamente por los valencianos.

Ayer fue un día de sonrisas en el Ministerio de Medio Ambiente. Olvidadas las manifestaciones y los cruces de insultos de meses atrás entre Castilla-La Mancha y la titular del departamento, Tocino firmó la paz entre manchegos y levantinos al pie de un convenio para compartir el uso del río Júcar.La ministra, diputada por Toledo, prendió la mecha de la guerra el pasado enero con la firma de un convenio con la Comunidad Valenciana sobre inversiones hídricas en ese territorio, justo antes de comenzar las negociaciones sobre el plan de cuenca. La foto con Zaplana en Valencia le pasaría factura. A José Bono le sirvió en bandeja el agravio, expresado en la mayor manifestación de la historia de Albacete y al PP regional le colocó contra las cuerdas. La ministra llegó a afirmar en Toledo que Castilla-La Mancha carecía de derechos sobre el Júcar, un río que nace en esa tierra.

Los derechos los tienen reconocidos desde tiempos remotos los valencianos, que han sacado provecho a cada gota de agua que pasaba por su cauce, consolidando así una doctrina jurídica hídrica de las más veteranas del mundo. Por añadidura, este río mediterráneo es el que más potencia eléctrica tiene instalada de Europa, en proporción a sus recursos.

A la hora de fijar los derechos de usos en el plan el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono reclamó los que corresponden a su cabecera, La Mancha, donde apenas había demandas Ahora han aumentado al crecer la población de Albacete y declararse nuevas zonas de regadío con una extensión similar a la superficie de Guipúzcoa.

El convenio Tocino-Zaplana hipotecó en enero las dotaciones a estas demandas. Para Bono, fogueado en las batallas de Cabañeros, las Hoces del Cabriel (N-III) y el plan del Tajo, el cuarto reto merecía un envite con el que engrosar su palmarés.

Ha conseguido garantizar 743 hectómetros cúbicos (de los 3.053 de la cuenca) para La Mancha: 40 para los usos actuales en las cabeceras del Júcar y Cabriel; 320 para suplir las extracciones del acuífero de la Mancha Oriental, y 155 para incrementar las dotaciones en superficie de esta zona; para el abastecimiento de Albacete, 31; 25 para regadíos y abastecimientos en las cabeceras del Júcar y Cabriel en Cuenca; 120 para 60.000 nuevas hectáreas de regadío (decreto Romero 1989) los mismos que se trasvasarán del Júcar al Vinalopó, procedentes ambos del ahorro derivado de la modernización de los canales actuales, y 62 para el desembalse ecológico de Alarcón.

Críticas de Joan Romero

Bono está contento: "Creo que es beneficioso para Castilla-La Mancha y no perjudica a la Comunidad Valenciana". También lo está Isabel Tocino: "Es un acuerdo histórico que demuestra la posibilidad de desarrollar políticas en materia hidráulica basadas en el consenso". Los usuarios de Valencia, se sienten "moderadamente satisfechos por el esfuerzo de solidaridad que hemos hecho", según un portavoz de los propietarios de Alarcón porque se reconoce la prioridad de los regadíos tradicionales. Quien ha salido al paso del tono victorioso, informa Santiago Navarro, ha sido el secretario general del PSPV (Partido Socialista del País Valenciano): "Este plan va en contra de los intereses de la Comunidad. Es bueno para Castilla-La Mancha, felicito a Bono, pero lamentablemente no puedo decir lo mismo de Zaplana por permitir ahora que Castilla-La Mancha reciba el doble de recursos de los propuestos por José Borrell".