Expectación ante las nuevas medidas de Fujimori para salir de la crisis política

ENVIADO ESPECIALLos peruanos aguardan con expectación el discurso que pronunciará hoy el presidente Alberto Fujimori con motivo del Día de la Independencia, y se cuestionan si el máximo mandatario de Perú ofrecerá una actitud dialogante para superar la crisis política del país andino o, por el contrario, optará por una "huida hacia adelante", es decir, intentará justificar los graves ataques a la libertad de expresión protagonizados los últimos días por el Gobierno. De apostar por la intransigencia, Fujimori continuaría el descenso por el precipicio de la impopularidad, que ya alcanza al 75% de la población.

El gran tema que acapara la atención de los medios informativos y que Fujimori no podrá esquivar en su discurso será la situación de Frecuencia Latina-Canal 2 de televisión, cuyo propietario, Baruch lvcher, ha sido despojado de su nacionalidad peruana -obtenida en 1984- por haber nacido en Israel y "por irregularidades técnicas en el proceso de naturalización", según una resolución del Ministerio del Interior.

Horas antes de que el Gobierno dictara esta medida represiva contra un empresario de comunicación, el programa Contrapunto de Frecuencia Latina había revelado con todo lujo de detalles las pruebas de escuchas telefónicas sistemáticas por parte de los servicios de espionaje del Gobierno a unas 200 personas, entre parlamentarios, periodistas y políticos, incluido el dimisionario ministro de Exteriores, Francisco Tudela. La noticia provocó auténtico estupor entre la clase política, desde el defensor del pueblo, Jorge Santistevan, que confesó estar escandalizado, al ex-secretario general de la ONU y que fue candidato a la Presidencia de la República, Javier Pérez de Cuéllar, que llegó a afirmar: "Perú vive un golpe de Estado permanente".

La historia reciente de Frecuencia Latina ha sufrido un giro de 180 grados. De aplaudir la política antiterrorista contra Sendero Luminoso en los primeros años de Fujimori pasó a denunciar implacablemente los asesinatos y torturas cometidos por agentes del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y el enriquecimiento personal de su máximo jefe, VIadimiro Montesinos, tenebroso personaje, que oficialmente pasa por ser el principal asesor del presidente, pero al que muchos ven como el verdadero poder en Perú.

La respuesta de los militares no se hizo esperar. La Junta de Jefes difundió un comunicado, sin precedentes, en el que acusaba a Baruch Ivcher de "desacreditar sistemáticamente a las Fuerzas Armadas" e insinuaba que el propietario de Frecuencia Latina-Canal 2 estaba implicado en una operación de venta de armas a Ecuador, enemigo jurado de Perú. El plan de Fujimori y los militares era claro: retirarle la nacionalidad al propietario nacido en Israel y, de paso, preparar el asalto a la propiedad de la cadena de televisión para silenciar una voz crítica. El embajador estadounidense en Lima, Dennis Jett, criticó la decisión contra Ivner por constituir una violación de la Constitución de 1992, impuesta tras el autogolpe de 1992 (el fujimorazo), que establece con toda claridad que nadie puede verse privado de su nacionalidad.

Falta de garantías

Baruch Ivcher, que huyó de Perú hace un mes después de recibir varias citaciones de los militares, ha pedido a Fujimori garantías de seguridad para regresar al país. De momento sólo ha recibido la callada como respuesta.La última polémica provocada en el país es la investigación de la periodista Cecilia Valenzuela, de la revista Caretas, que ha obtenido pruebas bastante contundentes que indican que Fujimori no nació en Perú, sino en Japón, y que su partida de nacimiento fue manipulada. De confirmarse la noticia, el presidente dejaría de serlo de inmediato por imperativo constitucional. Al discurso del día de la Independencia no le faltarán, pues ingredientes.