El Prado limpia el mito del clasicismo

Las estrellas son Ariadna, Diadúmeno, Hipno y el Grupo de san Ildefonso, representan el mito del clasicismo, la imitación de Fidias, Praxíteles y Lisipo, y como tales dominan las cuatro nuevas salas abiertas en el museo del Prado con una selección de las esculturas clásicas de sus colecciones. De los almacenes y de los rincones que les dejan las pinturas, han pasado a ocupar los espacios neoclásicos del edificio de Juan de Villanueva. La mayoría de las piezas han despertado limpias e iluminadas, tras un proceso de restauración. El museo cerró hace 28 años una sala de esculturas, hoy convertida en salón de actos.

"Es una visión de conjunto de la historia del arte clásico, desde el arcaísmo griego hasta la crisis del imperio romano. Es el mito del clasicismo, que sigue en estas copias los modelos y proporciones de Fidias, Policleto, Praxíteles, Lisipo". Miguel Ángel Elvira, jefe del departamento de Escultura Antigua, Medieval y de la Edad Moderna del museo del Prado, enseña el montaje de las cuatro salas (de la 71 a la 74) en la planta baja del Prado, entrada por la puerta de Murillo.Para el arqueólogo e historiador alemán Stephan F. Schröder, que ha catalogado las 226 obras antiguas del museo, la presentación y restauración comparten las últimas tendencias. Ha colaborado en la selección de las 67 piezas expuestas, en un proceso de interés de los últimos tres directores del Prado por rescatar los fondos de escultura, que llegan a las 907 obras. De acuerdo con el actual plan museográfico, se irán incorporando nuevas salas dedicadas a la escultura menor, el retrato y el coleccionismo de Cristina de Suecia, Felipe II y Felipe IV.

Las obras antiguas proceden del mecenazgo de la monarquía española desde el siglo XVI a principios del XIX, instaladas en el Palacio Real de Madrid y La Granja de San lldefonso antes de pasar al Prado. Son esculturas romanas que copian los originales griegos. Stephan F. Schröder señala que ocurre lo mismo en museos de Italia o Francia, ya que sólo en Grecia hay obras originales. En el montaje del Prado se indican como posibles obras griegas un kouros arcaico y dos bronces, un retrato de un diácono y un Eros.

En la rotonda de Ariadna se han colocado los ejemplos del mito del clasicismo y las primeras tendencias clasicistas, según señala Miguel Ángel Elvira, donde (destacan la Venus del Delfin, la Venus del Pomo,, Ariadna tumbada, el Joven orador y el Antinoo encargado por el emperador Adriano, como una introducción al arte clásico grecorromano. La rotonda del Diadúmeno desarrolla, en las copias romanas, el clasicismo griego de los siglos V y IV antes de Cristo, con obras como la Atenea Prómacos (posible copia de Fidias), los cuatro relieves de ménades (posible escenografía teatral dedicada a Dionisio), el Diadúmeno de Policleto, Atenea y cabeza de Sileno.

En la sala del Hipno, Elvira identifica las principales escuelas del mundo helenístico, como la escuela de Pérgamo o la de Rodas, donde destaca la figura de Hipno, el dios del sueño, "con un delicadísimo movimiento", junto al Fauno del cabrito, Afrodita, los relieves de tema báquico, el sarcófago con la historia de Aquiles y Políxena la Venus de Madrid (una versión vestida de la Venus de Milo), Júpiter y Hércules, protectores del imperio.

La rotonda del imperio romano está. dominada -por el Grupo de san Ildefonso, pieza original considerada la mejor escultura del Prado, restaurada en octubre de 1996 por el equipo de Silvano Bertolin y financiada por la Fundación Marcelino Botín, como. indica una gran cartela. Junto a ella se puede estudiar la iconografía del emperador, en retratos de Augusto, Druso el Menor, Adriano y Marco Aurelio.

Steplian F. Schröder, autor del primer volumen del Catálogo de la escultura clásica del Museo del Prado, dedicado a los retratos, considera un acierto la presentación de las piezas del Diadúmeno y del Hipno, que, además del valor estético, respeta la colocación de las obras por los griegos en las plazas, frente a la tendencia de los romanos de situarlas en paredes y nichos. También está de acuerdo con el criterio de restauración, que conserva "los buenos añadidos, como los del taller de Bernini". En el montaje definitivo de las salas, los actuales pedestales de madera serán sustituidos por mármol o piedra, si el museo encuentra un patrocinio de 10 millones de pesetas.