_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Cinco novias narcorridas

Hazañas bélicas, descarrilamientos de trenes, crímenes pasionales, desventuras de célebres bandidos... Hubo una época, mexicana y gloriosa, en que toda barbaridad, en lugar de acabar en crónica periodística, andaba en coplas, jácaras o romances pegadizos, que iban directamente al cuello de la afición insaciable: "Voy a cantarles un corrido muy mentado / lo que ha pasado allá en la Hacienda de la Flor,/ la triste historia de un ranchero enamorado/ que fue borracho, parrandero y jugador". Acontecer en caliente, brincos recontentones, estrambotes con moralina, jarana en polvorosa, dramón bailable, sexo y violencia, saber perder toda la sangre fría en la refriega decisiva, ahí, casi a la vuelta de la estrofa o a vuelta y media de la esquina; y también, antes de abrir la boca, tenerlo todo claro y de primera mano, además de tener el sumo gusto, viril, de contarlo y cantarlo así, con pelos y señales, con muy nobles propósitos, como en la introducción, hablada y dialogada, del espectacular Jefe de jefes, el nuevo disco doble de Los Tigres del Norte, donde el otro le dice a uno: "A mí me gustan los corridos porque son los hechos reales de nuestro pueblo". A lo que el uno, por supuesto, asiente, todavía de mejor gana: "Sí, a mí también me gustan porque en ellos se canta la pura verdad". ¡Ay, Chihuahua! Música facilita, ¿verdad?, y palabrotas mayores.En definitiva, corrimiento de urgencia. Con el verdadero entusiasmo, tan compartible como concluyente, de ya empezar hablando en puridad: "Pues ponlos, pues. ¡Orale, ahí va!". Y los ponen, uno tras otro (dos compactos, 19 corridos), y vaya si nos vienen al trote, cuadren o no las cuentas lavadas entre la orilla del poner, y la del tener que llegar a dar con ello, al menos hasta aquí, a lomos del caballo conquistador y blanco de Santiago. Vienen atiborrados de droga estos corridos, narcorridos más bien ,desde el fondo empolvado de los tiempos que corren. Son lo que quieren ser: épica serranota en papela de a folio, docudrama sonoro del aspirar al expirar, alucine tarantinero y burbujas de porcelana fina en salita hortera de estar. Sabias dosis, con fe no entrecortada, de denuncia, lirismo, melodrama, patriotismo y buenos consejos.. Los héroes aireados por Los Tigres del Norte ya no son Gabino Barrera, Román Castillo, Juan Charrasqueado, Arnulfo González o el llamado Ojo de Vidrio, aquél que supo agonizar sin dejar de lanzar carcajadas. No son don juanes compulsivos ni románticos bandoleros. Son mafiosos de altos vuelos, del Güero Palma a Amado Carrillo (El señor de los cielos), pasando por el general ("¡ay, mami, estás buena!") Jesús Gutiérrez Rebollo y la familia del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, apodado en México El Chupacabras hace sólo unos meses y ahora ya El Chupatodo. Corrimiento de urgencia, sí.

Se dice de lo otro como de la vida: "¡Qué carga!". Los Tigres del Norte se la echan entre pecho y espalda; son sensibles, en suma, al argumento del acaudalado legal: "Aventurero y mojado,/ hablando muy bien inglés,/ ya me pasié por Atlanta ,/ por Oklahoma también./ Decía una güera en Florida:/ I love you mexican men". Pero saben escuchar las fanfarronadas de los padrinos tropicalegales: "Ya no gasten en radares/ ni destrozando mis pistas] Yo soy un ave nocturna/ que aterriza en cualquier milpa / Además, el día que caiga/ caerán muchos de allá arriba". Y, en vez de los caballos y las locomotoras de antaño, resuenan helicópteros, camiones de doble fondo, troconas negras, trailers, cuernos de chivo, carabinas del 12, las R-15 y la malicia, al paso, de, al pronunciar "primero", dar a entender "PRI-mero", ¡qué onda! Gallos finos y muchachas bonitas, comandantes y periodistas, ranchos y hospitales, banqueros y gallinas, soplones y federales... Flora y fauna del narcorrido.

Así las cosas en la doble patria ("ni aquí ni allá,/ ni allá ni aquí") las novias de estos héroes modernos ya no pueden llamarse sin sonrojo Rosita, Adelita, Lupita, Marieta o Valentina. Los Tigres del Norte nos dicen, de carrerilla y de corrido, cómo se llaman y dónde habitan las novias más queridas de los traficantes: "Blanca Nieves, en Colombia./ Marijuana, en Culiacán./Amapola está en Durango;/en la sierra la hallarán./ Y La Negra está en Guerrero./ Y Cristal en Michoacán". Y, claro, esas cinco novias narcorridas "son muy malas en verdad, / el que se mete con ellas/ tal vez le puede pesar".

Con lo cual, y con Alcatraz como telón de fondo, una vez más volvemos a saber, gracias al narcorrido-protesta -cóctel de buen ritmo, instinto popular y sentido común-, que las mujeres y las drogas, tan iguales al término, tienen, en realidad, la culpa de todos los desastres que pasan. ¡Qué descarga, güey, qué descarga!

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_