Miguel Ángel
El día 12 de julio, a las cuatro de la tarde, en la plaza Mayor de Segovia, y mientras sonaban las campanas de la iglesia de San Miguel, me ahogaba la congoja y con lágrimas en los ojos pedía no sé a quién que Miguel Ángel Blanco viviese en libertad años y años hasta hacerse más viejo que yo, que ese mismo día, con desasosiego y hasta pareciéndome injusto que a mi edad pudiera seguir en un mundo del que estaba amenazado con desaparecer aquel muchacho en la flor de la vida, cumplía 73 años.Ojalá el sacrificio -porque eso ha sido: un cruel sacrificio- de Miguel Ángel Blanco sirva para que, de ahora en adelante, no tengamos que volver a gritar "¡Vascos sí, ETA no!".-
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