"Los libaneses no mendigamos la paz"
Líbano no es una empresa, pero la dirige como tal. Al menos eso es lo que dicen los sectores más críticos con la gestión del primer ministro libanés, Rafic Bahaedín Hariri. Desde que llegara a la jefatura del Gobierno de su país en 1992, la polémica ha rodeado el trabajo de este empresario millonario a quien se cita entre los hombres más ricos del mundo. Esta semana, en una breve visita a España, ha intentado "que las buenas relaciones políticas sirvan para reforzar las económicas".Pregunta. El proceso de paz para Oriente Próximo se encuentra estancado y, después de los palestinos, los libaneses son quizá los más afectados por esa situación. ¿De qué forma les afecta?
Respuesta. Los libaneses creemos en la paz, pero no estamos mendigando la paz. Así que continuamos con nuestra vida, en la esperanza de que esa paz llegará a la región un día. No vamos a parar nuestras vidas o el desarrollo de nuestro país a la espera de que llegue ese día.
P. ¿Cuál es en su opinión la salida?
R. Creo que la paz no es sólo un problema de los árabes o de los libaneses. Es un problema del mundo. Así que Estados Unidos y Europa tienen que desempeñar un papel más activo para lograr un arreglo; si no, la situación permanecerá como está.
P. ¿Hasta qué punto Siria influye en la postura libanesa a este respecto?
R. Siria está dispuesta a hacer las paces con Israel tanto como lo estamos nosotros. El problema es que Israel no desea la paz.
P. ¿Bajo qué condiciones?
R. Tienen que cumplir con las resoluciones [de la ONU] 242, 338 y 425.
P. Dicho así parece sencillo, pero sobre el terreno...
R. Sobre el terreno, tienen que retirarse de territorio libanés y sirio. Lógicamente, no podemos firmar la paz con Israel mientras está ocupando parte de nuestro territorio.
P. En cuanto a la situación interna, tras la guerra civil, la crisis económica ha sumido a los libaneses en un profundo descontento. ¿Cómo afronta su Gobierno esa situación?
R. Estamos intentando aumentar la actividad económica, y el PIB [producto interior bruto] se ha incrementado el último año en un 5%. Esperamos que se supere esa cifra en el año en curso.
P. ¿Cómo se traduce eso para el libanés de a pie?
R. En los tres últimos años -el 96, el 95 y el 94- hemos creado 100.000 empleos.
P. Entonces, ¿es optimista?
R. Sí, lo soy. Sabemos que hay dificultades, pero también que es el momento adecuado.
P. ¿Qué clase de dificultades?
R. La principal es recaudar dinero. Tenemos que aumentar los salarios y dar mayor apoyo social a la gente, en tanto que nuestros ingresos son limitados. Así que nos enfrentamos a un importante déficit presupuestario que intentamos controlar. se es el mayor reto al que nos enfrentamos.
P. Volviendo a las relaciones con sus vecinos. Por qué negó Líbano la semana pasada los visados a los atletas iraquíes que acudían a los Juegos Panárabes?
R. Me gustaría que el problema iraquí se hubiera resuelto en una cumbre árabe, y no que se haya remitido a Líbano o a otros [países]. No es justo haberlo cargado sobre nuestros hombros. Desde luego, lo que pasó no es responsabilidad exclusiva de Líbano.
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