Vargas Llosa revela cómo escribir una novela en ocho lecciones
Es posible que la literatura acabe confinada en las catacumbas -se lamenta Mario Vargas Llosa- si los medios audiovisuales llegan a saciar la sed de ficción y fantasía de las gentes. Pero mientras, y por si acaso, el escritor y académico ha puesto en orden sus ideas sobre Teoría y práctica de la novela y las ha vertido sobre casi 200 alumnos en la Universidad Meriéndez Pelayo de Santander.1. "La originalidad del escritor está en lo que calla" dice Vargas. El siglo XX ha pulido hasta la excelencia la técnica de contar mediante el silencio, de revelar a través de la ausencia. La impotencia del protagonista es el verdadero núcleo de Fiesta, aunque Hemingway nunca menciona ese hecho. Pero el primer maestro en el manejo del dato oculto, recuerda Vargas, fue Joanot Martorell en su Tirant Lo Blanc.
2. ¿Está todo dicho sobre el punto de vista? Vargas toma el comienzo de Aura, de Carlos Fuentes ("Lees ese anuncio. Una oferta de esa naturaleza no se hace todos los días...") y pregunta cuál es ahí el punto de vista espacial, cuál el temporal, cuál el plano de realidad. El desconcierto es grande, el profesor implacable.
3. Hay en El Quijote cuatro niveles de narraciones imbricadas en otras narraciones: las cajas chinas. Según Vargas, la máxima expresión de esa técnica la alcanzó Juan Carlos Onetti en La vida, breve, "donde Onetti utiliza las cajas chinas con mano maestra para disolver la frontera entre realidad y ficción, entre la vida y los deseos".
4. En El reino de este mundo, Alejo Carpentier alcanzó "la gran hazaña de situar los hechos fantásticos en un plano mítico, donde lo imposible posee un resabio de realidad, de una fe avalada por toda una comunidad".
5. El tema no importa: todo depende de la escritura y de la estructura. "Una gran novela convierte su tema en todos los temas a la vez", asegura. Sólo la forma puede conseguir que la ballena blanca se convierta en el demonio.
6. El distanciamiento brechtiano pretendía recordar al espectador que el teatro no es más que teatro. La novela debe aspirar exactamente a lo contrario: a barrer la resistencia crítica del lector y arrollar sus defensas.
7. Las opiniones de Vargas sobre los españoles contemporáneos (arrancadas por alumnos insistentes): Tiempo de Silencio, de Martín Santos, y Si te dicen que caí y Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé, los mejores. De Muñoz Molina dice que "es un excelente prosista" y que le interesan sobre todo sus primeras novelas. Ve la narrativa española en "un buen momento creativo", acaso superior, por primera vez desde los años 50, a la latinoamericana.
8. Cuidado con los maestros: "Borges es el escritor de influencia más nefasta de la historia del castellano", dice Vargas, y luego aconseja a sus alumnos: "La ficción está presente en todas las artes, las religiones y las ciencias, pero también y sobre todo en la soledad del propio individuo. No me crean todo aquello que yo les diga".
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