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Espaldarazo, pero también advertencias, para Italia

Italia recibió ayer el espaldarazo de los Quince, que calificaron de "razonable" su Plan de Convergencia para el trienio 1998-2000. Pero también tuvo que escuchar alguna advertencia muy seria de sus socios, especialmente del rígido Theo Waigel. El plan prevé en ese periodo un déficit público del 2,8%, 2,4% y 1,8%, respectivamente. La deuda pública caerá del 121,1% al 116,3%.Hasta seis ministros de Economía tomaron la palabra para referirse al plan italiano, cuando lo habitual es que apenas intervengan dos y se repartan los papeles de policía bueno y policía malo. Todos, empezando por España, alabaron los progresos realizados por la economía italiana y muy especialmente la drástica evolución a la baja de su tasa de inflación, que en mayo había caído al 1,7% interanual. El Comité Monetario recordó que ya en el pasado Italia había presentado planes muy ambiciosos que no llegaron a cumplirse, aunque destacó que lo que ayer eran medidas coyunturales para controlar el gasto son hoy políticas estructurales. "Pero hay que detallar más", precisó.

El alemán Theo Waigel destacó con cierta ironía que "los objetivos son muy ambiciosos". "Pero el problema sigue siendo una deuda pública muy elevada que hace que la economía italiana presente ciertos riesgos para pasar a la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria", advirtió. Fue, probablemente, la andanada más seria lanzada ayer por los Quince.

Cumplir el calendario

Pese a este y otros avisos, el ministro italiano, Carlo Aceglio Ciampi, se declaró muy satisfecho. "El Ecofin ha reconocido los progresos sin precedentes registrados desde Italia. Una declaración que habla por si sola", dijo en una conferencia de prensa. Aseguró que la decisión de su Gobierno de intentar cumplir ya en 1997 los objetivos de convergencia y no retrasarlos un año "ha acelerado el proceso de estabilidad económica del país". A su juicio "era un error político fijar 1998 como el año de la convergencia" porque era tanto como autoexcluirse del euro.Aseguró que las crecientes posibilidades de Italia de alcanzar la moneda europea no se deben a los problemas que viven franceses y alemanes. "Es fruto de los esfuerzos realizados por el Gobierno italiano para recobrar la confianza. Hace cuatro meses había muchos incrédulos; hoy son muchos los que consideran ganada la apuesta". Reafirmó su voluntad de reducir la deuda porque "si no sufriríamos más que nadie con un euro débil".

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