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FERIA DE SAN FERMÍN

Primer día, primera cornada

Un toro del Conde de la Corte hiere de gravedad a un mozo pamplonés de 31 años en el encierro inaugural

Fue una cuestión de espacio. Porque el toro de la ganadería del Conde de la Corte no buscó al mozo. No derrotó, ni cabeceó. No se cebó. Quizá ni se enteró. No fue el astado de acá para allá persiguiendo mozos y sombras. Se encontró a un corredor delante, le apartó dé una cornada y siguió su camino al abrigo de la manada. Como si nada hubiera pasado. Allí no cabían los dos.Quince.segundos bastaron para que Juan Jesús Larraya, de 31 años y natural de Pamplona, se convirtiera en el primer herido de San Fermín. Quince segundos fue el tiempo que transcurrió desde que los toros salieron de los corrales hasta que se produjo el violento encuentro. Dio la impresión de que el_mozo intentaba apartarse y resbaló en la acera. Porque en ese momento no estaba corriendo. Se estaba quitando de enmedio.

No le dio tiempo. El cuerno se hundió en la cara posterior de su muslo derecho hasta alcanzar los 25 centímetros de profundidad, dañando la piel y los músculos pero sin aféctar a los vasos sanguíneos ni a los nervios. Fue intervenido quirúrgicamente y quedó ingresado en el hospital, con pronóstico grave.

Buena parte del público que observaba el encierro donde se produjo la cogida en la cuesta de Santo Domingo, no se percató del suceso. Fue visto y no visto. El toro se encontró un obstáculo, se lo quitó de delante y siguió su acelerada carrera. Había dejado en el camino al primer herido grave de las fiestas y de momento, al único. El mozo se vio delante del toro y quiso huir. Quizá resbaló. Quizá tropezó. Apenas le dio tiempo a dudar. El ánimal se limitó a estrellarse contra él, que no es poco. En décimas de segundo le corneó. Una sola vez. Limpiamente. Sin saña.Le levantó del suelo, le agujereo la pierna y se largó.Hubo también contusionados. Como el británico Peter Fleming, de 25 años, que se pegó tal costalazo que tuvo que ser inmovilizado y trasladado al hospital al sufrir un esguince cervical. También Luis Miguel Amenábar, pamplonés de 21 años fueatendido a conscuencia de una fractura de clavícula. En total fueron 25 las personas que acudieron, a los puestos de la Cruz Roja y cuatro quienes visitaron el hospital. El suelo hizo mucho más daño que los toros.Y fue así porque el encierro tuvo pinta de frenético. Tan fugaz fue que apenas duró algo más de dos minutos y medio. La masiva presencia de mozos no creó problemas. Fue una carrera de fotografías, ideal para el lucimiento. El único peligro generalizado, aparte de la torpeza de algún que otro beodo, lo provocó un toro que se adelantó a la manada y se fue en solitario. Así se llegó a la plaza. La separacion se produjo frente al Ayuntamiento. El suelo estrenaba pavimentación y en una curva resbalaron tres morlacos. Los que venían detrás chocaron contra ellos y el único que pudo evitar la melé se escapó. Pero apenas se entretuvo. Los, mozos le llevaron con autoridad hasta la plaza y allí esperó a sus compañeros. Todos se reunieron en el ruedo y se fueron tranquilamente a los chiqueros.Pocos antes, entrada al callejón, algunos mozos se fueron al suelo y se vivieron algunas escenas de pánico, pero los astados no hicieron el más mínimo caso. A las ocho habían salido de los corrales y dos minutos y medio después, tras recorrer Ios 850 metros, ya estaban en la plaza. Pero a uno de ellos le habían bastado 15 segundos para agujerear la pierna de un mozo.

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