Verónica Forqué: "El trabajo de actor tiene que ver con lo inconsciente"

Cuando Verónica Forqué leyó el guión de El tiempo de la felicidad le pareció "una historia preciosa", y no sólo porque la hubiera escrito el cineasta Manuel Iborra, con quien comparte su vida y una hija. De inmediato, aceptó ser la protagonista, Julia. La película, que se estrenará el viernes, se sitúa en 1970 en Ibiza y narra el veraneo de una familia nada modélica con cuatro hijos adolescentes. Para su personaje, Forqué se inspiró en amigas de su madre que en los sesenta vivían "dominadas por sus maridos". No las recordaba, pero al enfrentarse al papel volvieron a su memoria. "El trabajo de actor", apunta, "tiene que ver con lo inconsciente".

La actriz, que ayer estuvo en Barcelona junto a parte del equipo artístico de El tiempo de la felicidad, explicó cómo suele aproximarse a los personajes que encarna: "Leo la historia y trato de ver qué quieren contar". En el caso de Julia, Forqué la ve "por encima de todo" como "una madre y una mujer con muchas carencias". "Ella trata de llenarlas, pero lo hace con mucho dolor. Parece una mujer frágil, pero en el fondo es muy valiente. Está convencida de que no la han dejado vivir como hubiera querido, algo muy común en las mujeres de esa época".En el filme, Forqué da vida a la esposa de Fernando (Antonio Resines), un famoso actor de cine, alcohólico y mujeriego, que, tras casarse, impide a su mujer seguir la carrera de actriz teatral. En definición de lborra, Fernando es "un hombre que se ha destruido a si mismo porque es incapaz de saber quién es". La pareja tiene cuatro hijos. El mayor, Cucho (Pepón Nieto), sufre una discapacidad que le afecta la movilidad. Juan (Carlos Fuentes) es un muchacho solitario e introvertido, un fanático de Neil Young, como lborra, quien reconoció que, de adolescente, fue muy parecido a este personaje. Elena; (María Adánez), que quiere ser actriz, es extrovertida y dulce, y Verónica (Silvia Abascal), la pequeña, está en esa edad en que se duda de todo.

La mujer en los sesenta

Forqué, que en los años sesenta tenía la edad de sus hijos en El tiempo de la felicidad, recordó que en aquella etapa de su vida conoció a amigas de su madre -la escritora y actriz Carmen Vázquez-Vigo- que estaban en idéntica situación que Julia, "dominadas por la presencia de sus maridos". "Ni siquiera podían poner negocios. Hoy, en general, eso no sucede; los hombres y las mujeres somos más compañeros". La actriz, qué señaló como su preferida la escena en la que le espeta a Resines que no se siente feliz a su lado, se mostró convencida de que muchas mujeres, sobre todo mayores de 50 años, se identificarán con el personaje que interpreta.En cuanto a ella, se distanció de Julia: "A mí particularmente jamás me hubiera pasado lo que al personaje. Antes de mi instinto materno, y eso que mi hija es lo más importante que me ha sucedido, tuve el instinto de ser actriz, de disfrutar la parte creativa que todos llevamos dentro".

La actriz no participó en la gestación de El tiempo de la felicidad, pero hizo suya la historia tan pronto como la conoció. lborra reveló que la creación surgió "como una ensoñación" tras escuchar en un viaje antiguas canciones de Neil Young, Bob Dylan y, Nirvana. "Manolo se fue de viaje evocó Forqué, "y al cabo de unos meses me dio a leer el guión. Él se puso a mirar la televisión, probablemente algún partido de fútbol, y yo me quedé leyendo en el sofá. No pude soltar el texto. Al acabar le dije: 'Es una historia preciosa, ¿cuándo la has escrito?'... Es tan introvertido que ya me lo dio todo hecho".

lborra insistió en que los actores -"probablemente nunca volveré a tener otro reparto como éste"- ayudaron a redondear el filme con sus aportaciones. Alabó la labor de Forqué y Resines, sus intérpretes favoritos, con los que ha trabajado en Caín (1986), El baile del pato (1988) y Orquesta Club Virginia (1991), y la del resto del reparto de El tiempo de la felicidad -producida por Sogetel y Central de Producciones Audiovisuales-, en el que participan también Fele Martínez y Liberto, Rabal.