Tung: "No soy una marioneta, de Pekín"
El nuevo líder de la ex colonia se empeña en desmarcarse de la línea dura de China
"No soy una marioneta de Pekín y lo voy a demostrar", ha (declarado Tung Chee-hwa, convertido desde hoy en el primer jefe del Ejecutivo de la Región Administrativa Especial de Hong Kong (RAEK), la séptima economía más grande del mundo, con una renta per cápita de 26.000 dólares, superior a la de la mayoría de los países europeos; 65.000 millones de dólares en reservas de divisas; un fondo de depósitos públicos que rebasa los 80-000 millones, y, con cerca de 100.000 millones de dólares en inversiones. Recién cumplidos 60 años y aparentemente sin grandes ambiciones políticas, este hombre, de aspecto paternalista, modales tranquilos y corte de pelo a cepillo, es el elegido por Pekín para poner en marcha el proyecto, no fácil, de continuar el éxito de una economía abierta y no intervencionista como la hongkonesa bajo la atenta vigilancia de los líderes de un régimen autoritario. Una sola nación, dos sistemas. La fórmula del fallecido patriarca chino, Deng Xiaoping, que junto al ex presidente singapureño Lee Kuan Yew y la ex primera ministra británica Margaret Thatcher son los tres políticos más admirados por el jefe del Ejecutivo de la RAEK. "Los intereses de China y Hon Kong son los mismos a largo plazo. El éxito de aquí será éxito allí, y viceversa", declaró el pasado sábado a la cadena de televisión CNN.Tung fue elegido con amplio respaldo por 400 notables hongkoneses afines al régimen de Pekín frente a otros dos candidatos. Su popularidad ha declinado en los últimos meses y un -último sondeo le colocaba por debajo del 50% e inferior al del gobernador británico, Chris Patten. Nacido en Shanghai, Como el actual presidente chino, Jiang Zemin, su familia huyó con la victoria comunista en 1949 y se refugió en Hong Kong, donde su padre montó la multimillonaria firma naviera Orient Overseas, que él heredaría a su muerte a principios de los ochenta.
El año 1985 fue clave para estrechar sus relaciones con las autoridades de Pekín. Su padre las tuvo muy buenas, al igual que con las de Taiwan. La crisis del petróleo colocó a la compañía familiar al borde de la quiebra. Fue salvada gracias a un préstamo concedido por el Banco de China, operación en la que ahora el nuevo líder quiere destacar que participaron también bancos japoneses y occidentales.
"Debemos sentirnos orgullosos de ser chinos", observa Tung, que se educó en el Reino Unido, donde estudió ingeniería, y se formó luego profesionalmente en Estados Unidos Su objetivo es mantener un "equilibrio adecuado" entre las libertades civiles y el orden social. Opina que durante los últimos cinco años se ha politizado la vida de la colonia, y que es momento de enfriarla.
"Para nosotros, chinos, las obligaciones son más importantes que los derechos humanos". Casi la totalidad de su Gabinete estará integrado por los colaboradores de Patten, entre ellos Anson Chan, una excelente funcionaría de carrera que desempeña el cargo de número dos y que no goza de la simpatía de Pekín.
El nuevo líder ha aceptado las recomendaciones comunistas de recortar algunas; libertades civiles como la de manifestación, pero también insiste: en que "todas las manifestaciones pacíficas y que estén dentro de la ley" serán autorizadas, incluidas las que sirvan para evocar la matanza de Tiananmen. Pero Tung advierte que no serán permitidos actos para reclamar la independencia del Tibet o de Taiwan, porque, como él dice, "pertenecen a China". También asegura que el Ejército Popular de Liberación tiene derecho a desplegar tropas en Hong Kong, pero sin intervenir en los asuntos de orden, público interno.
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