Memoria del 'Guernica'
SI NO puede ser, no puede ser, pero sería lamentable que no fuera posible el préstamo del Guernica de Picasso al museo Guggenheim, de Bilbao. En todo caso, la unanimidad en el pronunciamiento del Patronato del Reina Sofía es un argumento casi definitivo, que no puede tomarse como la caprichosa opinión de unos particulares a la que se pueden contraponer otras opiniones.Las autoridades vascas invocan la existencia de otro dictamen de una conservadora de la Fundación Guggenheim que no vería pegas para el traslado, y alegan que no conocen en su integridad el informe del Reina Sofia. El lehendakari Ardanza ha expresado varias veces su esperanza de que aún sea posible una decisión política que zanje la cuestión. Pero esa decisión debe supeditarse en todo caso a las garantías de conservación. Ésa es la postura respaldada por el Parlamento: que a ser posible el lienzo se traslade a Bilbao, pero sólo si existen garantías de que no hay riesgo para el lienzo.
Precisamente porque el Guernica tiene un valor simbólico universal, la prioridad máxima debe ser la conservación de la obra misma. También para los vascos, que llevan años demandando ser oídos en relación a la ubicación del cuadro. La reivindicación sintetizada en la consigna El Guernica a Gernika no es de ahora. Forma parte, al menos desde finales de los sesenta, del acervo de toda la oposición vasca al franquismo. Tal consigna no pudo concretarse en su día, entre otros motivos, por la voluntad del propio Picasso, que quería ver su cuadro en el Prado. Plantear dudas al respecto, cuando de lo que se trataba era de garantizar la entrega de la obra por parte del Museo de Nueva York, hubiera sido inoportuno. Además, Gernika carecía de un museo capaz de acoger el cuadro. Ahora va a existir ese museo, si no en Gemika, sí en Vizcaya. El simbolismo de reparación y reconciliación que habría tenido al final del franquismo el traslado del Guernica a la villa bombardeada por los fascistas hace 60 años podría activarse mediante su presencia temporal en Bilbao, coincidiendo con la inauguración de un museo que simboliza el renacimiento de una ciudad y una provincia que han sufrido más que cualesquiera otras los efectos del declive industrial.
Sería una lástima perder esta oportunidad de conjugar voluntad de superación del pasado y reconciliación cívica en un proyecto de futuro. Y lo sería a despecho incluso de desafortunados pronunciamientos ("las bombas para nosotros, el arte para Madrid") de personas que deberían tener más motivos que nadie para desear esa superación.
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