"El objetivo de China es eliminar a quienes dicen 'no' a Pekín"
Martin Lee es la gran estrella de la prensa extranjera que cubre la retrocesión de Hong Kong a China. Si no existiera este abogado delgado de 59 años y aspecto místico, el espectáculo hongkonés sería menos atractivo y los medios deberían buscar otro filón. Él lo sabe. Sale y entra de su despacho parlamentario, agota sus últimas horas como diputado acompañado de su atractiva asistenta norteamericana, que cronometra los encuentros con la prensa y no da abasto para satisfacer las múltiples peticiones de entrevistas que recibe este "caballero de la democracia" como le han bautizado algunos."El objetivo [de China] es efiminar a quienes dicen no a Pekín", declara el líder del opositor Partido Democrático, la formación más numerosa de la aún vigente Asamblea Legislativa (Legco, en sus siglas en inglés), en una entrevista conjunta a EL PAÍS y Radio Suecia.
El partido de Lee, que tenía en esta legislatura 19 de un total de 60 diputados, no estará presente en el Parlamento provisional, elegido indirectamente el pasado diciembre por un comité de 400 notables, "seleccionados cuidadosamente por Pekín" y que reemplazará al actual en la madrugada del próximo 1 de julio. El nuevo jefe del Ejecutivo de la Región Administrativa Especial de Hong Kong, Tung Chee-hwa, ha prometido que la, vida de este órgano será lo más breve posible, previsiblemente 12 meses, y luego se convocarán elecciones.
"Mis compañeros y yo estamos dispuestos a trepar por una escalera si es preciso para hablar desde el balcón del Parlamento y manifestar nuestra repulsa al nuevo Legco", dice. "No tenemos intención de recurrir a la violencia, pero si el edificio está cerrado, subiremos por una escalera, leeremos un comunicado y luego, tranquilamente, nos iremos a casa a dormir". Lee asistirá a la ceremonia de despedida y al banquete, pero boicoteará el acto de juramento de la nueva Asamblea, que se celebrará en el Centro de Convenciones.
El reto le puede costar ser detenido, aunque nadie espera que las nuevas autoridades hongkonesas cometan ese primer patinazo. "El futuro Legislativo está controlado por Pekín; ya está ¿laborando leyes sin ni siquiera haber sido investido y tratando de promulgar una ley electoral que haga evidentemente díficil la vida a mi partido", declara Lee. Sin embargo, su grupo tiene intención de concurrir a las próximas elecciones a menos que imposibiliten su participación, lo cual nadie piensa que vaya a ocurrir. "Las posibilidades de éxito no las sé. Me conformaría con que al menos obtuviéramos la mitad de los escaños logrados en 1995. En cualquier caso, el objetivo [de China] es eliminar a quienes se opongan a Pekín y reducir su presencia política".
"Tung es un hombre agradable y honrado, pero no tiene una plataforma que le respalde. Si hubiera sido elegido democráticamente, estaría en mejor posición para poder influir en los dirigentes chinos, pero fue elegido por los mismos 400 notables prochinos que seleccionaron la nueva Asamblea. ¿Con qué fuerza se puede oponer a Pekín? Ése es el verdadero problema", explica el político.
"Lo que me preocupa más es cómo se va a respetar el imperio de la ley, porque depende de las leyes y de los jueces que las aplican. Si son buenas y protegen los derechos humanos, estás a salvo. Pero si son malas y restringen las libertades civiles? Eso es lo que va a suceder. El Parlamento provisional ya ha elaborado leyes que recortan, que limitan nuestras libertades".
Niega que haya desinterés político entre los hongkoneses: "Lo que ocurre es que ustedes en España eligen un' Gobierno. Aquí, no. En Hong Kong eligen a los partidos de la oposición, pero el Gobierno no cambia. Antes, Patten [el gobernador]; ahora, Tung. Yo gané las elecciones de 1995, pero no por ello pude formar Gobierno. ¿Se molestarían los españoles en votar si vieran que nada cambiaT'.
Gibraltar y Hong Kong. El Gobierno español sigue con atención el proceso de reunificación de la colonia británica con China como algo que en un día permita la devolución del Peñón. ¿Ve Lee algunas semejanzas? Su respuesta es cortante: "Por lo que respecta a los británicos, los gibraltareños son europeos. Son blancos y nosotros amarillos".
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