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El ministro de Justicia argentino dimitirá por un escándalo de corrupción que salpica a Menem

Juan Jesús Aznárez

La integridad física del poderoso empresario postal argentino Alfredo Yabrán corrió ayer serio peligro después de su entrevista en la Casa Rosada con Jorge Rodríguez, jefe de gabinete de un Gobierno que deberá prescindir de su ministro de Justicia, Elías Jassan, asfixiado por el abrazo de oso del hombre de negocios que ha puesto al Ejecutivo de Carlos Menm contra las cuerdas. La salida de Jassan, que se presentará como renuncia a Menm cuando regrese hoy de EE UU, es titular de portada y Menem afirmó desde Nueva York que la aceptará.

El ex ministro de Economía , Domingo Cavallo, calificó a Yabrán hace dos años como el jefe de una mafia enquistada en un poder acostumbrado a recurrir a la violencia física para espantar a sus competidores. Las llamadas telefónicas de Yabrán a los ministros de Justicia e Interior, en solicitud de ayuda, les colocaron en la picota porque Yabrán contamina. Su acelerada ruina y el coste político del Gobierno que le defiende se acentuaron al quedar implicado en el asesinato a tiros del fotógrafo del semanario Noticias, José Luis Cabezas.La audiencia concedida al empresario para blanquear sus diálogos telefónicos con altos funcionarios del Ejecutivo y restar valor a las filtraciones periodísticas en ese sentido acabó poco antes de las once de la mañana de ayer en escándalo: insultado a su regreso a casa, el coche de Yabrán fue atrapado en un atasco por un iracundo grupo y abollado a golpes; rompieron el cristal posterior, y varios se pasearon por encima de la carrocería, pateándola. Los vidrios rotos cayeron sobre la espalda del empresario de origen libanés, que se encogió en el asiento trasero y optó por permanecer en silencio, trémulo cuando la violencia quiso alcanzarle. "¡Ladrón!", "¡asesino!" y piropos semejantes le eran gritados por quienes corrían detrás del coche.

La polémica reunión de la Casa Rosada, que duró unos 20 minutos, tuvo lugar a las diez de la mañana, protegida por un estrecho cordón policial para impedir el acercamiento de la concentración de repulsa convocada por la oposición. "Es una vergüenza. Esta impunidad es indignante", protestaba una militante. El principal promotor del acto, Carlos Chacho Álvarez, líder de la coalición de centroizquierda FREPASO (Frente del País Solidario) se despachó con la prensa junto a las vallas de protección. "Esto quita las máscaras al Gobierno. Están recibiendo al principal sospechoso de ser el autor intelectual del asesinato de Cabezas, reciben a un mafioso en la casa de Gobierno".

Fotos y tiro en la frente

Sin proceso judicial en contra, Yabrán, de 55 años, ya fue sentenciado en la calle, mayoritariamente convencida de que su comportamiento empresarial ha sido de juzgado de guardia, y que algo tiene que ver con la muerte de Cabezas. El difunto publicó la única foto reciente de un hombre amante del anonimato, y las sombras, pese a la magnitud de su imperio en los sectores postal y transporte. "Fotografiarme a mí es como pegarme un tiro en la frente", se quejó después al director de la revista. Yabrán, de quien se tienen por ciertas pacientes inversiones en magistrados, periodistas o políticos, tanto del peronismo, conservador, o de la socialdemócrata y opositora Unión Cívica Radical, comunicó al jefe de gabinete sus preocupaciones: una campaña de prensa manipulada y acusaciones en su contra sin fundamento causan cuantiosas pérdidas a sus empresas, con 5.000 personas en plantilla, y han llevado a la cancelación de contratos y proyectos en marcha.La sucesión de contrariedades afrontadas por el empresario arruinaron al ministro de Justicia, quien primero dijo no conocerle para retractarse un día después, con una justificación que acabó de hundirle, al publicarse la relación de llamadas de Yabrán a su teléfono celular, cerca de cien. La noche del lunes, admitió en televisión que en las actuales condiciones no puede seguir trabajando y comunicará a Menem "una decisión ya tomada". No cabe otra salida que la renuncia para evitar la destitución. El ministro del Interior, Carlos Corach, reconoció con más habilidad sus diálogos con Yabrán y continúa en el Gabinete, cuya remodelación se anticipa próxima.

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