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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

'Road movie' mística

El chico (Jon Seda) tiene 16 anos, es mestizo navajo, está a punto de diñarla por un cáncer abdominal y vive en la cárcel porque, entre otras cosas, le voló la cabeza, literal, a un padrastro que violentaba a su mamacita. El doctor (Woody Harrelson) no tiene 16 años, no le voló la cabeza a nadie, es oncólogo famoso, por lo cual vive rodeado de gente tan guapa como él, dinero a espuertas y esposa más bien sosa, modelo Barbie.Los destinos del de 16 y del oncólogo se encuentran un funesto día, entre otras cosas, para que haya película, y tal vez, licencia poética, para hacer que Harrelson pague las inmensas putadas que hizo en aquel bodrio ilustre llamado Asesinos natos, en el que, a diferencia de aquí, era él el que empuñaba las armas. El chico navajo, que tiene en chufes en todas partes, se hará con un revólver y raptará al oncólogo, con lo que se nos viene encima una de síndrome de Esto colmo de aúpa. El chico no huye a cualquier parte, sino en busca de la salva ción redentora para sus abundantes pecados: "Cuando nos enferma mos, los navajos sabemos que estamos pagando al guna culpa", sentencia, y ahí les tenemos, rumbo a una remota reserva de la nación navaja en Arizona, situada en medio de un paraje agreste y natural que, también lo habrá advertido el sagaz lector, quita el hipo de puro hermoso.

Sunchaser

Dirección: Michael Cimino. intérpretes: Woody Harrelson, Jon Seda, Alexandra Tydings, Anne Bancroft, Harry Carey Jr. Estreno en cine Luna.

Nadería

Pero a lo largo de la huida, puntualmente seguida en televisión por las afectadas damas de la familia del oncólogo -se incluye una madre estirada, modelo Cruela de Ville-, asistiremos al "recado": el espiritualismo del delincuente terminará venciendo las reservas racionales del científico oncólogo, entre otras cosas, para que tenga algún sentido la nadería que es en conjunto la peripecia narrada, y además, para enganchar en taquilla a mucho despistado que va de estos rollos. Cuenta todo esto un desvencijado Michael Cimino, de cuyo antiguo y peculiar talento sólo aparecen fugaces ráfagas en la pantalla, por ejemplo, en las secuencias de acción, una de las grandes especialidades de la casa; pero nada más.

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