Las dudas de Amsterdam
Los Quince introducen muchos cambios pero pocas reformas en el Tratado de la Unión Europea
La reforma de Maastricht ha cambiado los tratados de la Unión. El nuevo texto, el Tratado de Amsterdam, incorpora muchos artículos, pero en sustancia el fondo no cambiará demasiado. La reforma ha planteado muchas preguntas. Ahí van unas pocas respuestas.
¿Hay más democracia?
En teoría, sí. El nuevo tratado permite "adoptar medidas adecuadas para luchar contra toda discriminación por motivos de sexo, de origen racial o étnico, religión o creencias, minusvalía, edad o tendencias sexuales". Da poderes al Consejo de Ministros para suspender "determinados derechos (...), incluidos los del voto", al Estado que comete una violación "grave y constante" de los principios de "libertad, democracia, respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales y el Estado de derecho". Los ciudadanos podrán acudir indirectamente al Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas.
¿Se ha hecho más difícil el asilo de nacionales comunitarios?
Más bien no. Un Estado puede conceder asilo a un nacional comunitario con sólo dos requisitos: informando de ello al Consejo de Ministros y considerando de entrada que la petición del demandante de asilo es infundada. Hasta ahora, admitir una petición de asilo originaba una crisis política porque se sobreentendía que no debía haber asilo en el interior de la Unión. Ahora, el Tratado admite esa posibilidad y no resta competencias a los jueces, aunque la decisión debe ser asumida por los Gobiernos. El intento de España de hacer pasar un bochorno político al país que conceda asilo a un nacional comunitario tiene poca base: si la decisión es de los jueces, ningún Gobierno pasará apuros por explicar que sus jueces son independientes; si la decisión es del propio Gobierno, el Estado avergonzado puede ser el del nacional comunitario, que verá cómo el Consejo de Ministros se convierte en caja de resonancia de las acusaciones de ausencia de garantías democráticas.
¿Se mejora el empleo?
Sí, pero de forma muy modesta. Los incentivos para el empleo aprobados en el Tratado no tienen asegurada su financiación. Sólo puede proceder del Capítulo III de los Presupuestos Comunitarios, una partida en la que hay muy poco margen para encontrar fondos. El avance real consiste en que hay una base jurídica para otorgar esos incentivos comunitarios a programas piloto en favor del empleo, pero su operatividad estará en cuestión mientras los Estados miembros mantengan su actual tendencia a congelar, si no reducir, el Presupuesto de la Unión.
¿Hablará Europa con una sola voz en política exterior?
Todavía no, aunque ha habido avances. Las estrategias comunes serán decididas por el Consejo Europeo que conforman los jefes de Estado o de Gobierno y que siempre decide por consenso. Las acciones comunes "fijarán los objetivos, el alcance, los medios que haya que facilitar a la Unión y, si es necesario, la duración, así como las condiciones de ejecución". Pero esas acciones comunes serán puestas en marcha a partir de decisiones que se tomarán por mayoría cualificada. El que no quiera, participar podrá abstenerse, sin que ello signifique vetar las decisiones comunitarias. Es lo que se ha denominado abstención constructiva. Francia ha logrado imponer una cara única a la política exterior europea. Es el llamado Mister Pesc, el hombre que encarnará la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC). Pero esa figura no ha alcanzado el rango jerárquico que quería Jacques Chirac. La tarea de Mister Pesc la realizará un funcionario.
¿Se han acabado los bloqueos nacionales recurriendo al veto?
En absoluto. El derecho de veto seguirá teniendo una gran importancia en muchísimas políticas. Se mantendrá al menos por cinco años en las cuestiones de inmigración y control de fronteras que afectan al Convenio de Schengen. Le extensión del voto por mayoría cualificada ha sido mucho más modesta de lo esperado. De las decisiones por esta vía introducidas por el nuevo Tratado destacan: incentivos para el empleo, exclusión social, igualdad de oportunidades entre hombre y mujer, salud pública, transparencia, lucha contra el fraude, estadística, protección de datos y regiones ultraperiféricas. Alemania borró de la lista derecho de circulación y residencia, medidas en el ámbito de la seguridad social necesarias para facilitar la libre circulación, cultura, industria y medio ambiente, entre otras políticas.
¿Ha salido España bien parada?
Ha marcado un solo gol claro (Canarias) y una expectativa de gol (la reforma del voto), pero sólo le han marcado uno (asilo). El resto de la negociación se ha caracterizado, como ya estaba anunciado, por el juego defensivo. En esta ocasión, los grandes éxitos han consistido en impedir que progresaran propuestas que podrían ser peligrosas políticamente (se mantiene el derecho de veto en el control de fronteras exteriores y en las fronteras británicas, es decir, Gibraltar) o para las arcas españolas en materia comunitaria (apenas se ha extendido la mayoría cualificada). Aznar ganó el órdago que lanzó a última hora al conseguir que los Quince reconocieran que España tiene "un problema especial" en esta materia. El compromiso no tiene ningún valor jurídico, pero sí un alto simbolismo político. España ha jugado en razón de sus intereses. Igual que todos.
¿Tiene más poder el Parlamento Europeo?
Sí. A la chita callando, se ha convertido en uno de los grandes triunfadores de la reforma. Se ha simplificado el procedimiento de codecisión al suprimirse la tercera lectura y se ha extendido el campo de aplicación de esta norma a vanas áreas en las que hasta ahora no se aplicaba, como incentivos para el empleo, política social e igualdad de oportunidades y de trato, salud pública (requisitos mínimos de calidad, seguridad de órganos y medidas veterinarias y fitosanitarias), principios generales de transparencia, lucha contra el fraude que afecte a los intereses de la Comunidad, cooperación aduanera, estadísticas y establecimiento de una autoridad consultiva independiente en la protección de datos. El Parlamento, compuesto por 626 diputados, tendrá un máximo de 700 escaños, sea cual sea el número de Estados que integren la Unión.
¿Es el Tratado más fácil de entender por los ciudadanos?
De ninguna manera. Sigue teniendo una ordenación caótica para los no introducidos y un lenguaje hipertécnico. Por ejemplo, el texto definitivo incluirá un párrafo propuesto por Dinamarca en el llamado Protocolo Z sobre las condiciones que impone a propósito de la integración del Convenio de Schengen en el Tratado: "De acuerdo con la determinación mencionada en el segundo párrafo del apartado 1 del artículo B, Dinamarca permanece también vinculada por aquellas partes del presente acervo de Schengen que está previsto tengan base jurídica en [nuevo Título CE], en la medida en que Dinamarca estuviera vinculada, antes de la mencionada determinación, por todo el acervo de Schengen según se menciona en los párrafos primero y cuarto del apartado 1 del artículo B de este Protocolo, en relación con los demás signatarios Pas demás partes signatarias] de los acuerdos de Schengen y viceversa".
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