Animo, Europa

Aciaga semana europea la que terminó en un acuerdo a medias en Amsterdam que, lejos de perfilar un mapa claro del futuro de la Unión Europea, dejó una serie de espacios en blanco en un documento traído y llevado, e hizo fruncir el ceño a muchos de los dirigentes de la UE. ( ... ) Aunque todavía es probable que el euro pueda llegar puntualmente a su cita de 1999, la forma en que se gestionará está menos clara que nunca.La cumbre de Amsterdam dejó vergonzosamente claro cuánto más difícil es para 15 países ( ... ) ponerse de acuerdo en una senda común. Para engrosar lo enrarecido del ambiente pudo constatarse que los dos países hasta ahora impulsores de la idea europea, Francia y Alemania, no guardan ya la sintonía de antaño, y no sólo al hablar del euro. El canciller Helmut Kohl ha perdido autoridad y el nuevo primer ministro socialista, Lionel Jospin, no parece haber decidido aún qué clase de Europa, por no decir qué tipo de euro, quiere.La conclusión más triste es que el nuevo Gobierno francés no tiene idea de cómo dar muerte al monstruo del desempleo que asuela el continente y que ha dado tan mala prensa a la UE. Pero no es el intento de crear un euro lo que ha dejado sin trabajo a 18 millones de ciudadanos de la UE, sino la incapacidad de los Gobiernos -y de Francia en particular- para desregular sus economías, privatizar mastodónticas empresas públicas y liberalizar sus mercados.

21 de junio