Búfalo y serpiente de cascabel
ENVIADO ESPECIALSerpiente de cascabel, trucha de río y búfalo. Tal fue el menú servido anoche a los líderes de la cumbre de los Ocho y sus esposas en el restaurante The Fort, que, como su nombre indica, fue en la segunda mitad del pasado siglo un fuerte de los casacas azules en su lucha por exterminar a los pieles rojas.
Y es que Denver, convertida hoy en una de las ciudades norteamericanas más high tech, en sede de jóvenes y dinámicas empresas de televisión por cable y creación de programas informáticos, es también una postal del salvaje Oeste.
Los rascacielos de acero y cristal de Denver se levantan en medio de interminables praderas por las que pastaron los búfalos hasta ser aniquilados por los colonos, recortadas por las alturas con penachos nevados de las Montañas Rocosas. El cielo es aquí azul y transparente, con las nubes perfectamente recortadas, como en los buenos westerns; y el aire fresco como la hierba recién cortada.
A pocos kilómetros de Denver está enterrado William F. Cody, más conocido como Buffalo Bill. Vino aquí cuando la fiebre del oro del pasado siglo e hizo de todo: buscador, trampero, cazador, guerrero y, finalmente, productor y actor del Wild West Show.. Uno puede ver la foto de Buffalo Bill con el gran jefe sioux Sitting Bull en muchos locales de Denver.
La gente de Denver, situada a 1.600 metros de altitud y donde recientemente fue condenado a muerte por un jurado local el autor del atentado terrorista de Oklahoma, llevan botas vaqueras y sombreros Stenson, disfrutan con los rodeos y por las noches se van a los muchos salones de la ciudad donde se baila música country en filas disciplinas.
Pero en sus oficinas y en sus casas tienen ordenadores conectados con Internet, y como dice Bill Burford, profesor de Economía de su universidad, "cuando hablan de mercado, piensan en todo el planeta". O sea, paletos pero cosmopolitas; vaqueros pero con ordenadores.
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