Gitanos de ida y vuelta

Que sí, Carmela: hay duende con acento maño. Pero está justificado tu desconocimiento. Como sus paisanos de Combays, Willy Giménez y Chanela han tenido una carrera intermitente que ahora promete acelerarse gracias a la edición de Cosa de sabios, su segundo trabajo en cinco años, un disco pulcro y accesible. Los cinco primos de la familia Giménez se han juntado con otros tantos músicos hispanoamericanos para constituir una banda potente, a pesar de que unos vivan en Huesca y otros en Zaragoza.Una banda que da un paso más allá de Ketama o La Barbería del Sur: durante buena parte de su directo, parece- realmente una orquesta caribeña en trance de alborotada descarga, lo que quita sentido a su propuesta.

En su favor, cabe reconocer que, a pesar de que el sonido de la madrileña sala Caracol alcanzara estridencias apabullantes, saben machihembrar en sus voces y sus instrumentos con los de sus acompañantes, una hazaña que costó muchos años y muchos disgustos a sus predecesores.

Aunque todavía no han pensado en desarrollar una coreografía, Willy Giménez y Chanela arrollan en el escenario: les distingue un entusiasmo febril y una simpatía natural que se transmiten al respetable y provocan bailoteo desenfrenado.

omo vehículos tienen rotundos temas propios del calibre de Reina del bugalú y acertadas versiones del tango Uno o el himno camaronero Volando voy.

Dado que se trataba de su segundo concierto, no se puede pedir más. 0 sí: que sujeten los caballos y perfilen su mestizaje, ahora lastrado por excesivos tics salseros.