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Amnistía Internacional lanza la voz de alarma ante los abusos contra los refugiados

La crisis mundial de refugiados que se registró el año pasado, especialmente en África Central, fue el caldo de cultivo para el masivo abuso contra los derechos humanos constatado por Amnistía Internacional (AI) en 1996, de acuerdo con el informe anual hecho público anoche por la organización. Al no culpa sólo a los gobiernos de los países donde se desarrollaron los conflictos de haber provocado la gigantesca ola de refugiados huyendo a la desesperada de la que el mundo ha sido testigo en 1996. "Otros gobiernos han avivado directa o indirectamente los conflictos de África Central, Afganistán y Colombia, -que han provocado sufrimiento a millones de personas-, sin aceptar su responsabilidad en la trágica situación creada", declara el secretario general de Amnistía, Pierre Sané, en el informe.La situación de violencia indiscriminada que se produjo en la región africana de los Grandes Lagos constituye uno de los más graves capítulos de violación de los derechos humanos de los que figuran en el informe de este año, que recoge abusos de todo tipo en 151 países. El listado de horrores confeccionado por AI incluye miles de ejecuciones extrajudiciales en 69 países. En otras 41 naciones las ejecuciones tuvieron el sello judicial. El destino de los prisioneros de conciencia ha sido la cárcel en 94 países. Los casos de tortura y malos tratos se han producido en 124 estados. La técnica de crear desaparecidos sigue vigente en 30 países. Cifras todas ellas que la propia organización considera muy inferiores a las reales.

Sané puntualiza en el informe de 1996 un hecho dramático. "La respuesta normal de los gobiernos a los casos de abusos suele ir enfocada a los síntomas y no a las causas de los conflictos". De manera que la solución de los problemas queda pendiente, y nuevas matanzas asoman en el horizonte. África Central es un buen ejemplo de esa actuación miope. Burundi, Ruanda y el este del antiguo Zaire fueron escenario el año pasado de matanzas de civiles en proporciones que se aproximan peligrosamente al genocidio.Cuando estallaron las primeras luchas en la región oriental del antiguo Zaire, más de un millón de refugiados de Burundi y Ruanda se vieron atrapados entre el hambre y os conflictos arma os. Al también pasa revista a los abusos cometidos en Liberia, Sierra Leona, Kenia, Sudán y Suráfrica.

El capítulo de América Latina se centra fundamentalmente en los casos de desaparecidos todavía sin resolver en Argentina tras los años de represión de la dictadura militar. Brasil figura por la actividad de los escuadrones de la muerte que asesinaron a centenares de personas impunemente. Las ejecuciones sin juicio ni condena fueron moneda corriente en Colombia y en Guatemala. Sobre Cuba, Al informa de la existencia de centenares de prisioneros de conciencia y presos políticos.

45 ejecuciones en EE UU

Ha merecido un lugar destacado en el informe a causa de la permanencia de la pena de muerte en EE UU, donde el año pasado fueron ejecutadas 45 personas. Al mismo tiempo, y al igual que en el Reino Unido, se recogen varios casos de detenidos hallados muertos en circunstancias poco claras en dependencias policiales. En el caso de Alemania, Al denuncia por segundo año consecutivo los malos tratos policiales a detenidos extranjeros.La lista de países donde se violan los derechos humanos incluye a buena parte de los asiáticos, Oriente Próximo y el norte de Africa, sobre todo en Argelia. En Albania, Rusia y Turquía se recogen también acusaciones sobre torturas.

Las acciones terroristas de ETA y los procesos judiciales por la guerra sucia de los GAL centran, una vez más, el capítulo de Al sobre España, que destaca también las expulsiones de inmigrantes africanos. Amnistía Internacional se hace eco de la "preocupación" expresada por varios grupos de defensa de los derechos humanos por denuncias de malos tratos y torturas a presuntos terroristas y por las limitaciones al derecho de objeción de conciencia al servicio militar.

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