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Un miembro del Bundesbank advierte de los riesgos un euro amplio

Victoria Carvajal

Sólo los países con mercados flexibles y capacitados para mantener la convergencia en los próximos ejercicios y no sólo en 1997, año en que se basa el examen de entrada a la moneda única, son los que deberían formar parte del euro. Sin poner nombre a los países que reúnen estos requisitos y los que no, el responsable de Asuntos Internacionales y consejero del Bundesbank, Helinut Schieber, advirtió ayer en Madrid de los riesgos que entraña una selección equivocada de los países que han de participar en la unión monetaria.Durante una conferencia organizada por el Club Diálogos para la Democracia, Schieber se mostró contrario a que entren en el euro los países que aplican medidas presupuestarías excepcionales con el fin de cumplir el criterio del déficit público. Otra condición necesaria para asegurar la estabilidad del euro, añadió, es que los miembros tengan unos mercados de trabajo y de bienes y servicios flexibles para poder ajustar sus costes a cualquier shock externo. Reconoció que su propio país, Alemania, no ha hecho aún los deberes en cuanto a reformas estructurales y ajustes fiscales.

Rechazo del público

Schieber afirmó que si la Unión Europea ignora estos dos aspectos, se arriesga a que aumente el rechazo de la opinión pública europea al proyecto, como sucede en Alemania, y a que suban los tipos de interés y aumente la volatilidad de los tipos de cambios de las monedas de los candidatos a participar en la moneda única. "Todo el proyecto de unión monetaria estará en peligro", advirtió.Otro aspecto del proceso que, en su opinión, debe ser escrupulosamente respetado es la independencia del Banco Central Europeo (BCE). Expresó su preocupación por la resistencia del nuevo Gobierno socialista francés a aceptar esta autonomía. "Esos recelos están deteriorando la confianza del público y de los mercados financieros en la unión monetaria".

Defendió que el euro puede llegar a ser más fuerte que el marco si se da a la futura autoridad monetaria los poderes previstos. Recordó que el futuro BCE tiene como prioridad la lucha contra la inflación, que su autonomía es legal pues está recogida en el Tratado de Maastricht y que tendrá todos los instrumentos a su servicio para controlar los precios.

Schieber admitió que al inicio la puesta en marcha del euro puede provocar más paro en la UE al forzar algunos ajustes, pero que en una segunda fase, el aumento de la competitividad del área euro propiciará un incremento de la inversión y del empleo.

El secretario de Estado de Economía, Cristóbal Montoro, que inauguró al acto, dijo que la moneda única aliviará el problema del paro y puso el ejemplo de España, donde la bajada de los tipos de interés asociada a los esfuerzos de convergencia ha permitido relanzar la actividad y crear empleo.

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