Las relaciones franco-alemanas

¿Entran las relaciones franco-alemanas en una zona de turbulencia? La pregunta está en el centro de la cumbre franco-alemana de Poitiers. La experiencia le los años de Brandt en Alemania y los años de Mitterrand en Francia ha mostrado que los dos países ponen su alianza por encima de sus opciones de política interior, si eran divergentes. Pero el entendimiento no sobrevive si no se alimenta de realizaciones concretas y de proyectos compartidos. En primera fila de éstos se encuentra hoy el euro. De su puesta en práctica depende no solamente el porvenir de la construcción europea, sino la calidad de las relaciones franco-alemanas y, por tanto, la orientación que tomará la Alemania unificada en la Europa de mañana. La dificultad no viene, contrariamente a lo que se ha dicho, de la voluntad de Francia y del rechazo de Alemania a introducir la flexibilidad que la coyuntura impone y que el tratado autoriza. Los dos Gobiernos, incluso aunque no lo pregonen a voz en grito, están de acuerdo en apreciar la tendencia de los acontecimientos. ( ... ) En cuanto a las condiciones puestas por Jospin, son en sí mismas razonables. La desgracia es que hieren frontalmente las sensibilidades alemanas más sólidamente arraigadas. Kohl, con dificultades internas, no podría, aunque quisiera, aceptarlas tal cual. Felizmente, las divergencias son más teóricas que reales. Los compromisos son posibles (...)

13 de junio