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Vanessa Redgrave recupera una obra inédita de Tennessee Williams sobre la homosexualidad

La actriz británica producirá la pieza en Londres dirigida por Trevor Nunn

Isabel Ferrer

Not about nightingales (No se trata de los ruiseñores), una obra de teatro escrita por el dramaturgo estadounidense Tennessee Wiliams en 1938 y que no llegó a representarse nunca, ha sido recuperada íntegra por la actriz británica Vanessa Redgrave. Centrada en una prisión masculina parecida a la de Alcatraz, la pieza trata la homosexualidad en la cárcel. Los estudiosos del autor suponen ahora que el argumento resultaba demasiado polémico para pensar en estrenarla hace 60 años. La intérprete ha obtenido los derechos y piensa ponerla en escena la próxima primavera en el Teatro Nacional de Londres.

La obra no aparece en las recopilaciones más conocidas del autor que firmó, entre otras, Un tranvía llamado deseo, Dulce pájaro de juventud, El zoo de cristal, Verano y humo o La gata sobre el tejado de zinc. La primera referencia conocida de la misma se encuentra en una biografía del escritor, titulada Tom: el desconocido Tennessee Williams, publicada en 1995 en Estados Unidos por Lyle Leverich. La misma cubre los primeros 34 años de su vida y cuenta cómo el dramaturgo cambió su nombre auténtico, Thomas, por el de Tennessee. Tenía 27 años y quería presentarse a un concurso literario para menores de 25. Mintió sobre su edad pero se llevó el primer premio otorgado por el Grupo de Teatro de Nueva York.A pesar de su juventud, el universo acongojante y dolorido del futuro autor consagrado se trasluce ya en los diálogos. Sus personajes, perseguidos por fantasmas familiares o íntimos, en este caso el tabú de la homosexualidad, y la violencia interior traducida en belleza formal preludian, en palabras de Trevor Nunn, recién designado director del Teatro Nacional, el estilo que le hizo famoso. "Aunque no es aún como el resto de sus obras", ha dicho. "El protagonista desea lograr algo". Después de leer la referencia a Not about nightingales en la biografía, Vanessa Redgrave se puso en contacto con Maria Saint Just, encargada del legado del autor y amiga personal de ambos.

Acontecimiento teatral

La actriz le pidió que le dejara leer el original. Cuando quiso producirlo, María Saint Just replicó que el propio Tennessee Williams lo protegió durante toda su vida. Al final llegaron a un acuerdo y aquélla cuenta ya con los derechos para estrenarla. "La única pena es que el personaje femenino central tiene 19 años, y Vanessa Redgrave es demasiado madura para interpretarlo", ha declarado a la prensa británica Trevor Nunn. El director le dijo a la actriz que no consideraba apropiado que se hiciera cargo de un papel mucho menor, secundario, que ella estaría dispuesta a aceptar. "Vanessa ha sido intrépida y resuelta y se ha hecho con una copia de lo que era un texto escrito a máquina". Según él, un estreno mundial de una pieza inédita de Williams constituye un auténtico acontecimiento teatral. "Es un texto angustioso y redondo sobre un recluso con una visión poética de sí mismo. Es de suponer que las relaciones homosexuales en la cárcel, abordadas de forma inequívoca, lo condenaran al silencio", sugiere. En 1938 el dramaturgo abandonó la Universidad de lowa y atravesaba un periodo difícil de su vida al afrontar su propia homosexualidad.A pesar de que no pudo estrenarla, el galardón le sirvió para liberarse de los trabajos menores que le sustentaban. Una vez concentrado en la escritura, en 1940 acabó Batalla de ángeles. Tres años después firmó un contrato con la productora MGM y logró que buena parte de su producción teatral fuera llevada al cine. En 1945 consiguió un gran éxito de crítica con El zoo de cristal, inspirada en su hermana Rose Williams. La joven, enfermiza y sensible, sufrió una lobotomía y vivió internada en un psiquiátrico casi toda su vida adulta. Un tranvía llamado deseo, con la que ganó en 1948 el Premio Pulitzer, y La gata sobre el tejado de zinc, que le valió otro en 1955, terminaron de consagrarle.

A pesar de su éxito público y literario, Tennessee Williams no pudo librarse nunca de sus depresiones. Él lo achacaba a una educación opresiva y al trágico destino de su querida Rose.

Convertida en una anciana amante de las flores y con una familia ficticia que ella misma había recreado, falleció, a los 87 años, el pasado 4 de septiembre de 1996 en la Bethel Methodist Hoae (en Nueva York) donde residía. Trece años antes expiraba su hermano, dejando unos 1.300 millones de pesetas de herencia. Dicha suma sirvió para que a Rose nunca le faltara nada.

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