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Crítica:MADRID EN DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

En lo alto del listón

Éste es sin duda el mejor espectáculo de los que han concebido el tándem Berdäyes y Runde. Ellos son una pareja llena de complicidades y siguen ofertando un baile riguroso, pleno de riesgos y de una emotividad controlada. Diez y Diez es uno de los grupos más enérgicamente creativos.Tanto monta monta tanto se abre con una rica atmósfera del renacentismo temprano, con un primoroso concepto en el vestuario y la luz creando un juego sarcástico alrededor de la ambición por el poder. El espacio de la Cuarta Pared resultó idóneo para esta irónica elegancia, ese ritual no exento de una sensualidad salmodeada por el espesor de unos imaginrios muros almenados.

Petrus es la acción paralela de dos parejas que se reparten el escenario en sentido neoclásico, es decir, trazando con la segmentación planimétrica una especie de volumen coral y simétrico que eleva el movimiento de lo simbólico a lo solemne; Petrus es una pintura sobrecogedora y sombría, de esos lazos donde no falta el tormento y la sal del dolor.

Diez y Diez Danza

Tanto monta monta tanto.Coreografía e interpretación: Pedro Berdäyes y Mónica Runde; música: Cantigas de Alfonso X El Sabio y Tradicional de Sahara. Petrus. Coreografía: M. Runde; música: Bach, Brahms y Propaganda. Jack y el ornitorrinco. Coreografía: P. Berdäyes; música: Leo Delibes y Stein. Sala Teatro La Cuarta Pared. Madrid, 5 de junio.

Jack y el ornitorrinco fue otro ritual más duro por cercano, que nos descubre unas secretas miserias, unas heridas dentro de un tejido de constantes líricas llevadas con éxito a una lectura coréutica de saltos y de consonancia. El coreógrafo tiene una clara voluntad de devolvernos la moneda, de golpeamos en el mismo punto, vulnerable donde para el artista se verifica ese milagro de aceptación y éxtasis del que nace la obra artística. Hay una mímica feroz en su angustia donde la sugerencia argumental se ofrece a través de un vuelo de ilusiones rotas capaz de conmover a las piedras.

Debe citarse la depuración y madurez de Fernando Vera, la capacidad de ligar movimientos con suavidad de Tanguy Cochennec, el descubrimiento de tres nuevos valores: Gema Díaz, Patricia Morales e Isabel Vázquez.

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