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La incineradora tiene permiso para quemar ya a todo gas

Vicente G. Olaya

La planta incineradora de Valdemingómez puede quemar ya a pleno rendimiento. El consejero de Medio Ambiente, Carlos Mayor Oreja, firmó ayer el permiso definitivo para que la incineradora municipal funcione sin ningún tipo de cortapisas.El responsable regional de medio ambiente ha dado su visto bueno a esa planta después de que los análisis demostrasen que la incineradora no ha emitido más de 0, 1 nanogramos de dioxinas (sustancias consideradas tóxicas) por metro cúbico de aire.

Las cenizas que produzca la planta serán almacenadas provisionalmente en un depósito de San Fernando

La planta incineradora de Valdemingómez se puso en marcha a finales de 1995. Durante un año y medio de pruebas y de denuncias -de ecologistas, de la oposición municipal y de la fiscalía-, la incineradora funcionó con un permiso provisional de la Comunidad. El pasado abril, una resolución del Tribunal Superior de Justicia determinó que no se había demostrado que la planta dañara la salud.Ahora, con el permiso de la Comunidad, Valdemingómez ya podrá quemar, sin cortapisas, las 1.200 toneladas de, basura al día para las que ha sido diseñada.

Pero aún le queda un obstáculo: el depósito de seguridad donde deben ser almacenadas las 29.000 toneladas anuales de cenizas que produce la combustión de la basura.

Estudio de impacto

Este depósito, conocido como el cenicero, aún no ha sido construido. De hecho, su construcción todavía se encuentra pendiente del estudio de impacto ambiental. Estos informe consiste en unos trámites administrativos que evalúan los posibles daños ecológicos que una obra puede provocar. Los técnicos revisan y estudian las alegaciones que se presentan contra el proyecto. En este caso se han presentado unas 3.000. Finalmente, dan un veredicto o declaración de. impacto, que puede desaconsejar las obras, modificarlas o permitir que se lleven a cabo.

En el caso de Valdemingómez, un primer estudio aconsejó cambiar el proyecto inicial, ya que el depósito era demasiado permeable, por lo que podía contaminar las aguas del subsuelo. Mientras este trámite no se efectúe, el cenicero no puede ser construido. Por eso, Medio Ambiente tiene que desviar, desde que la incineradora empezó a quemar basura, las cenizas al depósito de seguridad de San Fernando. Este vertedero fue recientemente ampliado para poder acoger las cenizas de Valdemingómez, ya que desde el año pasado se encontraba al límite. En él, además de las cenizas, se guardan diversas materias contaminantes y peligrosas, como aceites industriales o pilas de mercurio.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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