Kabila forma en Zaire un Gobierno monocolor y de corte presidencialista

Apenas unos días de celebraciones y la situación ya ha comenzado a recalentarse en la flamante República Democrática de Congo. El victorioso líder rebelde y autoproclamado presidente, Laurent Kabila, desechó ayer todas las presiones, nacionales y occidentales, y excluyó de su primer Gobierno a Etienne Tshisekedi, jefe de la oposición al ex dictador Mobutu Sese Seko. Numerosas voces pedían el cargo de primer ministro para Tshisekedi. Anoche, el nuevo líder, a través de un portavoz, comunicó que el derrocado presidente Mobutu tieneasegurado aslio y seguridad total si desea volver a su país.

La reacción a la decisión de Kabila de no nombrar al jefe de la oposición no tardó. En las calles de Kinshasa se oyeron gritos de "Kabila, dictador" y las tropas presidenciales tiraron al aire para disolver a cientos de seguidores de Tshisekedi. Kabila está descubriendo que gobernar el antiguo Zaire es quizá igual de complicado, o más, que conquistarlo militarmente. Los sucesivos retrasos en anunciar el primer Ejecutivo han dejado en claro las dudas del nuevo hombre fuerte sobre qué hacer con la oposición política a Mobutu, y especialmente con su jefe, Tshisekedi, que goza de una notable popularidad en Kinshasa.Ayer un portavoz de Kabila dejó claro que Tshisekedi no entra en los planes del nuevo presidente. "No habrá ningún primer ministro. Esto es un régimen presidencial", aseguró. Los principales puestos del nuevo Gobierno, anunciado el jueves por la noche (Exteriores, Interior, Finanzas y Minas), están en manos de miembros de la Alianza de Fuerzas Democráticas de Congo-Zaire (ADFL) del presidente.

Con todo, Tshisekedi no acepta el monopolio del poder que pretende Kabila y está dispuesto a capitalizar el éxito de haber puesto fin a 32 años de mobutismo. Una actitud que se convierte, potencialmente, en una nueva fuente de inestabilidad en la recién nacida república africana. "Este Gobierno no existe para mí", declaró el líder opositor en una conferencia de prensa. "Pido a la gente queresista con la energía que le queda todo intento de imponer un Gobierno sin legitimidad popular".

Kabila ha anunciado que, de momento, no piensa convocar elecciones. Sin embargo, sí piensa cumplir con los compromisos que asumió ante el presidente surafricano, Nelson Mandela, de garantizar la seguridad de Mobutu si desea volver, según anuncio el nuevo ministro de Exteriores, Bizima Karaha.

Mientras, Mobutu llegó ayer a Rabat, donde permanecerá algunos días antes de dirigirse a otro país, en el que residirá definitivamente, según una nota oficial del Ministerio de Comunicación de Marruecos. Horas antes de que se produjera la llegada, el Gobierno marroquí reconocía oficialmente al nuevo Ejecutivo de Kabila, evitando así cualquier conflicto diplomático con la rebautizada República Democrática de Congo.

La decisión de acoger al ex presidente zaireño fue tomada personalmente por el rey Hassan II, amigo personal de Mobutu, atendiendo a razones humanitarias y dado su delicado estado de salud, según aseguraba el comunicado del Gobierno difundido por la agencia oficial de noticias MAP.

Mobutu, que llegó procedente de Lomé en un avión cedido temporalmente por la presidencia togolesa, permancerá alojado, junto con cerca de las 40 personas que componen su séquito, en el hotel Amfitriti, de Skirat, a 35 kilómetros al sur de Rabat.

La comisaria europea para Ayuda Humanitaria y Pesca, Enmma Bonnino, denunció el jueves en Madrid la "desaparición" de 280.000 refugiados en el conflicto de Zaire -la mitad de la población de un Estado miembro de la UE como Luxemburgo, precisó- ante la indiferencia de la comunidad internacional, informa José Miguel Larraya. "Nos faltan 280.000 personas que no sabemos dónde están" señaló Bonino, para quien las organizaciones humanitarias se habían quedado absolutamente solas en el conflicto de Zaire. La comisaria criticó la ausencia de una política exterior común de la Unión Europea.