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Los músicos Menuhin y Rostropovich, premios Príncipe de Asturias de la Concordia

El jurado premia "la universalidad de su música y su compromiso con causas nobles"

Un prodigioso violinista, Yehudi Menuhin, uno de los más geniales intérpretes de violonchelo del siglo XX, Mstislav Rostrópovich, fueron galardonados ayer de forma conjunta, y por decisión unánime del jurado, con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia por su "compromiso" con "las causas más nobles" y por haber contribuido con "la universalidad de su música" a "la armonía y la concordia de los pueblos". La distinción, dotada con cinco millones de pesetas y una escultura de Joan Miró, les será entregada el próximo otoño por el príncipe de Asturias, don Felipe de Borbón.

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Dos maestros de la armonía

Ésta es la primera vez, en los 11 años de existencia de este galardón, que dos artistas se alzan con un premio que hasta ahora se había concedido a estadistas, científicos, colectivos humanos y organizaciones humanitarias, ecologistas y pacifistas. El jurado, integrado por políticos, empresarios y financieros partícipes del patronato de la Fundación Príncipe de Asturias, entendió por unanimidad que Menuhin y Rostrópovich han realizado, "con su compromiso personal", "las mejores aportaciones a la libertad, la defensa de los derechos de los débiles y de las causas más nobles" y que "con la universalidad de su música han contribuido además a la armonía y la concordia de los pueblos". La madre Teresa de Calcuta y el leprólogo Joaquín Sanz Gadea resultaron finalistas.La ceremonia de entrega del premio tendrá lugar en un acto solemne que se celebrará en el teatro Campoamor de Oviedo, y al que, como cada año, asistirá la reina doña Sofía, admiradora de ambos intérpretes.

Concierto conjunto

Menuhin, nacido en Nueva York en 1916, hijo de judíos emigrantes originarios de Rusia, y desde 1985 nacionalizado británico, y Rostropóvich, natural de Baku (Azerbaiyán) en 1927, figuran entre los concertistas más prestigiosos del mundo, pero, a la par que intérpretes excelsos, han desarrollado a lo largo de su vida un compromiso constante con los derechos humanos y con las libertades.En ambos aspectos ha querido fijarse el jurado para galardonar a los dos músicos, a los que ahora se pretende reunir en Oviedo no sólo para que recojan el premio, sino también para que compartan su arte y virtuosismo con la sociedad asturiana en un posible concierto conjunto que ofrezcan ambos maestros.

Menuhin, que ofreció su primer recital a los cinco años de edad en San Francisco, intervino durante la II Guerra Mundial en más de quinientos conciertos a beneficio de la Cruz Roja y de las fuerza aliadas. En 1955 fue responsable del programa de intercambios culturales entre Estados Unidos y la URSS. Destacado activista en favor de los derechos humanos, ha ofrecido conciertos por todo el mundo en apoyo de numerosas causas.

Ayer, el violinista se mostró muy satisfecho con el galardón. "Soy sumamente feliz", dijo en castellano a la agencia Efe, y manifestó su deseo de recoger el premio para "recibir ese honor de un país con un folclor mucho más rico que el de otros países. España es uno de los pueblos más musicales", dijo. Mstislav Rostropóvich también le mostró exultante. "Estoy feliz, inmensamente feliz", afirmó ayer, y "dichoso" de compartir, el premio con su amigo.

Rostropóvich, intérprete, desde los 15 años, apoyó moral: y económicamente al disidente, soviético Alexandr Solzhenitsin y se convirtió en defensor de los derechos humanos en su país y, por lo tanto, en perseguido. Fue premio de la Liga Internacional de Derechos Humanos en 1974 y ese mismo año anunció que no volvería a tocar en la Unión Soviética hasta que no hubiera completa libertad artística. A raíz de esas declaraciones en 1978 fue desposeído de la nacionalidad soviética, al igual que su esposa, la cantante Galina Vishnevskaya. En 1989, poco después de la caída del muro, de Berlín, dirigió en esta ciudad alemana un concierto por la paz. Volvió a tocar en su país ese mismo año, después de recuperar su nacionalidad, en un concierto presidido por Mijail Gorbachov y la reina Sofía. En la actualidad ofrece una media de 30 conciertos anuales con fines benéficos.

El secretario del jurado que ayer les concedió el Príncipe de Asturias, Pedro de Silva, antiguo presidente del Principado y escritor, manifestaba tras hacerse público el fallo que la concesión de este premio a ambos intérpretes constituye una "decisión imaginativa".

"Identificar la concordia no sólo con una labor política o con el trabajo de una ONG, sino con ese otro tipo de actuación que se desarrolla a través del compromiso con un arte que favorece la armonía, es una forma elevada de premiar los valores de concordia sobre los que descansa este premio", máxime cuando ambos, añadió, protagonizan "desde el prestigio obtenido" con su arte "una defensa tan vigorosa de los derechos humanos y de las libertades".

El Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, al que este año optaban un total de 22 candidaturas, se instituyó para premiar a las personas, grupos de trabajo o instituciones de cualquier país del mundo, cuya labor "haya contribuido de forma ejemplar y relevante, al trascender las fronteras nacionales, a la fraternidad entre los hombres, a la lucha contra la injusticia, la pobreza, la enfermedad o la ignorancia, a la defensa de la libertad y del patrimonio de la humanidad al abrir nuevos horizontes para el conocimiento".

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