Humor para comprender el sistema migratorio de Estados Unidos: “No hay una forma fácil de mudarse a América”
El nuevo libro del comediante Felipe Torres Medina ‘America, Let Me In: A Choose Your Immigration Story’ usa el humor para ilustrar los retos que enfrentan los migrantes para conseguir visas

Felipe Torres Medina (Bogotá, 33 años) se mudó a la ciudad de Boston, en Massachusetts, con un objetivo claro: escribir comedia para televisión. Era 2013 y el camino no sería inmediato. Su primera movida consistió en estudiar una maestría en guion y, simultáneamente, viajar los fines de semana a Nueva York para entrenar improvisación teatral. Poco a poco logró colaborar con publicaciones reconocidas como The New Yorker o BuzzFeed, mientras se ganaba la vida en la industria de la publicidad. Seis años después, consiguió unirse al equipo de The Late Show with Stephen Colbert, donde trabaja actualmente escribiendo chistes. Sin saberlo, al construir su carrera soñada, también se entrenaba en la burocracia del sistema migratorio. Para trabajar en el campo que tanto admiraba necesitaba obtener la visa adecuada.
“Mi primer ataque de pánico fue por una situación migratoria”, recuerda. Conseguir una visa implica descifrar procesos expuestos con lenguaje técnico, invertir dinero y lidiar con la incertidumbre del resultado.“ Todos los americanos tienen una opinión sobre la inmigración”, reflexiona Torres Medina desde su apartamento en Harlem, Nueva York, “pero muy pocos conocen el sistema y pueden explicarlo”. Ante esto, él decidió crear una guía humorística.
Con un formato de “elige tu propia aventura”, el nuevo libro de Torres Medina, America, Let Me In: A Choose Your Immigration Story (Abrams Image), sumerge a los lectores en escenarios migratorios que combinan burocracia y humor. En la página nueve, por ejemplo, los lectores deben seleccionar el nivel de dificultad. Si eligen “Fácil”, se sugiere avanzar a la página 11 donde dice: “¡Incorrecto! No hay una forma fácil de mudarse a América”.
El libro presenta historias como la de una millonaria francesa que decide emprender un negocio de pastelería o la de una estudiante que, al tomar la mano de una mujer extraña, llega a un prado lleno de centauros que son “increíblemente atractivos, pero de una manera tierna y afectuosa”. También incluye anécdotas sobre el propio camino de Torres Medina en su sueño de escribir para televisión. A medida que avanza la narrativa, los lectores encuentran explicaciones satíricas sobre los tipos de visas disponibles, así como las ventajas y las dificultades que implica conseguirlas.
Con motivo del lanzamiento de su libro, el autor habla con EL PAÍS sobre su trayectoria y esperanzas para esta ópera prima: vender 10 millones de copias y ganar un Premio Nobel de la Paz. Fácil.
Pregunta. Historias sobre inmigración en clave de comedia no son habituales. Es un tema cargado de trámites y experiencias difíciles, pero usted decidió convertirlo en humor. ¿Por qué?
Respuesta. Me di cuenta de que los estadounidenses no tienen idea de este sistema migratorio. Recuerdo que al final de mi maestría me decían, “Tienes que conseguir un trabajo”. Y yo pensaba, “Pues sí, pero también tengo que sacar un permiso OPT”. Desconocían todas las limitaciones que yo tenía como estudiante internacional. Luego, en 2016, estaba sacando mi visa de artista. Técnicamente se llama visa para Aliens of Extraordinary Ability, o sea, para gente con “habilidad extraordinaria”, ¡que suena absurdo! Era la primera elección de Donald Trump. Y encontrarse en esa dicotomía donde el candidato que va a ganar está diciendo que los países “no están mandando su mejor gente” a Estados Unidos, mientras el Gobierno me pide 10 cartas de recomendación de expertos en el campo para demostrar que soy una persona “de habilidad extraordinaria”, presenta una yuxtaposición muy absurda. De ahí sale el humor. Como no soy ni abogado migratorio, ni activista, ni periodista, soy comediante, lo que podía hacer era escribir algo chistoso. Y los latinoamericanos somos gente que lidiamos con el absurdo todo el tiempo y lo lidiamos con mucho humor.
P. ¿Dónde más encontró lo chistoso y lo absurdo en el sistema migratorio estadounidense?
R. Ocurrió por primera vez llenando el formulario de la visa de turista donde aparecen preguntas como: “¿Cuál es el nombre de su mamá? ¿Cuál es el nombre de tu papá? ¿Cuántas veces ha venido a Estados Unidos?” Y más adelante: “¿Ha participado usted en la trata de personas?, ¿Ha sido parte de una organización terrorista?” Obviamente uno no puede mentir en esos formularios, así que me parece absurdo pensar en la persona que va a contestar “Sí”. Pero en el proceso de escribir el libro, también encontré que la visa H-1, que es la visa de trabajo, está basada en una lotería. Entonces vienen acá estudiantes de todo el mundo para ser formados con, supuestamente, la mejor educación del mundo en ciencias, en computadores, en lo que sea. Y, en paralelo, las empresas más grandes —Facebook, Google, etcétera— no pueden contratarlos porque de pronto esa persona viene de la India, China o Colombia y necesita una visa H-1. Entonces, así tengas las mejores notas en la universidad, las mejores recomendaciones y la mejor oferta de trabajo, igual estás sujeto a una lotería.
P. ¿Cuándo empezó a pensar en estas observaciones como algo que podría convertirse en un libro?
R. Fue en 2017. Ese año me senté a escribir, pero no me gustó. No estaba listo. Algo que noté es que yo no quería hablar únicamente de mi historia, porque las memorias las escribe gente muy interesante a la que le han pasado cosas muy interesantes. Yo no soy tan interesante. Muchos años después, mi amigo Reed Kavner, que es un humorista y productor en Nueva York, me invitó a un show de comedia que se llama Next Slide Please, donde tú haces una presentación de PowerPoint del tema que quieras. Hice un show interactivo donde la audiencia podía escoger cualquiera de estos caminos migratorios que luego iban a aparecer en el libro. Eran historias basadas en las visas que yo conocía, que mi familia y amigos habían sacado. Y a la gente le gustó. Ya cuando me senté a escribir el libro, decidí incluir la visa O1 de talento extraordinario y la visa F1 de estudiante. Lo que me llevó a pensar, “Yo tengo experiencia personal ahí y me han pasado cosas chistosas que puedo incluir”.

P. ¿Y para quién está escrito?
R. Para todo el mundo. Al menos en cierta medida. Mi esposa es estadounidense y también es comediante, escribe para el show de HBO de John Oliver. Ella me preguntaba, “¿No te habría gustado tener un libro así cuando tú eras un estudiante y estabas haciendo eso, no te habría gustado tener a alguien que pudiera hablar de visas de una forma amigable?” Entonces, en parte, el libro es para todos los inmigrantes que están tratando de hacer esto. Pero también es para los americanos, para mis amigos que preguntan mil veces: “¿Pero usted ya es ciudadano?”. Y también es para el conservador antiinmigración que tiene opiniones muy claras y exige que las personas “tienen que venir acá de la manera correcta”. Acá les estoy mostrando lo complicado que es ese camino.
P. Cuando uno abre su libra, se encuentra un narrador que le habla directamente al lector. ¿Qué te inspiró mientras escribías?
R. Sí, el libro tiene ese tono de conversación un poco inspirado por Rayuela. Otra inspiración fue el libro de Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero, que es también súper juguetón porque empieza diciendo, “Estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Italo Calvino. Relájate. Recógete. Aleja de ti cualquier otra idea”.
P. En los agradecimientos menciona a George Sanders…
R. También me inspiró. Sus cuentos son cómicos, pero él logra hablar de cosas densas y aun así tiene una humanidad y un humor brillante.
P. Y cómo humorista, ¿qué le ha inspirado?
R. En televisión, Monty Python es un grupo de escenas de humor corto inglés de los años 1960 y 1970. Lo que ellos hicieron fue presentar un humor muy tonto y muy inteligente a la vez, y eso es lo que para mí es fascinante. También Les Luthiers, de Argentina, que creo que están inspirados en ellos. Stephen Colbert, que hoy en día es mi jefe. Y Tina Fey. No se me habría ocurrido que uno podía escribir libros chistosos si no hubiese leído Bossy Pants, que son sus memorias. Como gran nerd y fan de Star Wars, después descubrí que Carrie Fisher, que es la princesa Leia, era una gran humorista. Sus textos han sido bastante formativos.
P. El libro no menciona a los inmigrantes indocumentados. ¿Por qué no?
R. Este libro no cuenta esas historias porque, para mí, requieren de un tono de seriedad más alto. Lo único que digo es que la gente que viene en situación irregular, en su mayoría, es gente tratando de buscar un mejor futuro. De la misma manera y en la misma condición que las olas migratorias del siglo XX vinieron de países como Irlanda, Polonia, Alemania o Rusia. Creo que valdría la pena aprender todas esas historias, pero no en este libro. A mí eso no me da risa. Alguien más puede burlarse de ellos, pero yo no.
P. Y lo están haciendo…
R. Sí, y trabajan para el Gobierno federal.
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