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ELECCIONES LEGISLATIVAS EN FRANCIA

La derecha pide el voto a los franceses en nombre de Europa y para culminar la reforma del Estado

Enric González

Europa se ha convertido, al fin, en uno de los ejes de las elecciones francesas. El primer ministro y jefe de la coalición conservadora, Alain Juppé, envolvió ayer su mitin de cierre de campaña en los colores europeos para pedir el voto a sus compatriotas. Juppé prometió más reformas para sacar a Francia de la crisis moral heredada del socialismo" y un europeísmo que garantice "un crecimiento económico sostenido". El mitin de Lyón, terna capital de la derecha, reunió a todos los pesos pesados de la coalición presidencial, con dos excepciones muy notables: Philippe Séguin y Édouard Balladur, los dos aspirantes a suceder a Juppé al frente del Gobierno si, como indican los sondeos, la derecha debe conformarse con una victoria ajustadísima.

Juppé habló constantemente de "valentía" y de "reforma". Y proclamó la necesidad de "seguir asegurando el sistema de protección social", una manera indirecta de referirse a algo que François Léotard, presidente de la formación liberal Unión para la Democracia Francesa y segundo de Juppé al frente de la coalición presidencial, especificó en una entrevista que hoy publica el diario Le Monde: hará falta reanudar, si se gana, la batalla de las pensiones, en la que el gobierno de Juppé sufrió una severa derrota a manos de los huelguistas de diciembre de 1995. Las principales reformas encallaron en aquella crisis. Léotard, uno de los oradores del gran acto electoral, afirmó que Francia había quedado rezagada frente a las demás potencias económicas y que sólo tenía dos alternativas: "la reforma valiente" o el "inmovilismo socialista".La coalición conservadora de gaullistas, centristas y liberales insistió en presentarse como "la auténtica fuerza progresista" frente al "inmovilismo" de la izquierda y reafirmó su europeísmo ante los desacuerdos de la coalición de socialistas (proMaastricht) y comunistas (antiMaastricht): una victoria del socialista Lionel Jospin no forzaría, dijo Léotard, una "cohabitación pacífica" entre un presidente conservador y un gobierno de izquierdas, sino "una coexistencia hostil" en cuestiones "tan cruciales como la construcción europea".

Tanto Juppé como Léotard y Raymond Barre, el ex primer ministro que abrió el mitin, reconocieron implícitamente que en caso de victoria se abriría un periodo difícil. "No hemos comprado con sueños el voto de los franceses. Hemos preferido tratarles como adultos", dijo Léotard, sin ocultarles que "falta mucho por hacer" y que, "aunque lo más duro del saneamiento ya ha pasado, tenemos enfrente formidables retos", según Juppé. Menos Estado, menos impuestos, más Europa y más iniciativa privada fueron los lemas centrales de los discursos.. Juppé, Léotard y los suyos prometieron que el gobierno de una derecha vencedora sería "valiente para reformar" y "modesto para reconocer el mucho atraso que ha acumulado Francia".

Cambiar al primer ministro

Por su parte, el líder de la oposición de izquierda, el socialista Lionel Jospin, repitió en un mitin celebrado en Toulouse y ante un público especialmente animado, las ideas claves de su campaña, es decir, la necesidad de cambiar de política y de primer ministro -Alain Juppé ha batido todos los récords de impopularidad-, de "interpretar" el Tratado de Maastricht, de crear un gobierno económico europeo que evite que la política económica tenga como único norte el monetarismo o de relanzar el consumo a partir de renegociaciones salariales y la creación voluntarista de un gran número de puestos de trabajo especialmente pensados para combatir el paro juvenil. "La izquierda está preparada para gobernar", concluyó.Los mensajes de solidaridad de los socialdemócratas alemanes, que dijeron sumarse a la propuesta jospiniana de un "pacto europeo para el crecimiento y el empleo" teniendo en cuenta que "el euro no es un objetivo en sí mismo", y el muy aplaudido de los laboristas británicos, deseando "el mayor éxito al PS en su retorno al gobierno", contribuyeron a animar una asamblea muy esperanzada por la filtración de sondeos publicados en Suiza -en Francia quedan prohibidos desde una semana antes de la votación-, que conceden a la izquierda unas intenciones de voto del orden del 38%, a la derecha en el poder un 37,5%, a los ecologistas un 6,5% y al ultraderechista Frente Nacional un 15%, todo ello en un contexto de importante (25%) abstención y considerando que un 35% aún puede cambiar de opinión.

Jospin evocó implícitamente esos sondeos al decir que "ellos tienen miedo de perder y nosotros la esperanza de ganar". Se refirió también a los escándalos relacionados con el ayuntamiento de París, que ya han salpicado a Juppé y Chirac, diciendo que "hay que evitar que durante cinco años puedan hacer en Francia lo que ya han hecho en París".

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