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Arafat apoya la pena de muerte para los árabes que vendan tierras a judíos

A la inacabable lista de rencores y disputas sobre tierras, derechos, dignidad, agua y dinero, palestinos e israelíes tenían ayer que agregar su interpretación de la justicia ajena. Horas después de conocerse la noticia de que el presidente palestino, Yasir Arafat, está de acuerdo con aplicar la pena de muerte para cualquier árabe que venda sus tierras a israelíes, el despacho del primer ministro judío, Benjamín Netanyahu, anunció que piensa llevar la materia a la ONU porque la pena capital que a Arafat le parece bien es, para Israel, un acto que raya en lo racista y lo antisemítico.

La más reciente controversia se inscribe en el marco de una total parálisis en el proceso de paz, cuya agonía reconocen incluso sus promotores norteamericanos. Arafat, en declaraciones al diario israelí Yedioth Ahronot, justificó indirectamente la muerte de dos palestinos de Jerusalén asesinados este mes en Ramala por ser sospechosos de estar en negociaciones con compradores israelíes de tierra. Afirmó el líder de la Autoridad Palestina que una ley en ese sentido rige desde 1967. El edicto religioso del gran mufti de Jerusalén, que prohíbe la sepultura de "traidores" en cementerios musulmanes, es por tanto válido.Aunque el Gobierno palestino niega vehementemente las acusaciones israelíes de que los dos hombres fueron víctimas de agentes de los servicios de seguridad de Arafat, el líder palestino defendió, según el diario, el método de eliminación de "traidores" en nombre de la legítima defensa de la tierra". "Israel siempre ha confiscado tierras de los árabes y los ha desposeído de su propiedad. La tierra, siempre, va de los árabes a los judíos. ¿Cómo es posible describir a gente nuestra que se presta a la política de desposesión? Son traidores aislados y actuaremos contra ellos conforme a la ley. Es nuestro derecho y nuestra obligación defender nuestra tierra", declaró Arafat.

"Todo se derrumba"

Obtener una confirmación oficial de que sus palabras -la indirecta aprobación de los dos asesinatos de este mes- no habían sido malinterpretadas resultaba imposible: Arafat y su séquito de portavoces partieron a El Cairo para llevar al presidente Hosni Mubarak un sombrío cuadro de la situación regional y la advertencia de que la intransigencia de Netanyahu está destruyendo el proceso de paz y empujando a la zona hacia el caos. "Todo se está derrumbando ante nuestros ojos", declaró Arafat en la misma entrevista. Y en una referencia a los tímidos esfuerzos norteamericanos por presionar a Netanyahu, agregó: "No hay poder capaz de parar al primer ministro israelí en su empeño de destruir el proceso y arrastrarnos hacia el abismo".El Gobierno israelí no parece alarmado por las advertencias de Arafat y el resto del mundo árabe. Su estrategia parece dirigida a denunciar que el asesinato de los dos hombres acusados de vender tierras a judíos como una barbaridad comparable con la atroz conducta de los nazis. Dan Naveh, secretario general del Gabinete de Netanyahu, que a la vez desempeña la presidencia del organismo gubernamental encargado de controlar las actividades antisemitas de todo el mundo "está a punto de presentar una queja ante el comité de defensa de los derechos humanos en la ONU", dijo un anuncio oficial. "La decisión palestina es en esencia racista y transpira antisernitismo".

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