El Gobierno cree que Pujol ha intentando un gesto de firmeza al fijar plazo a Aznar
Un gesto de firmeza tras la reunión con José María Aznar. Así interpreta el Gobierno la advertencia el líder de CiU de que su apoyo al Ejecutivo tiene fecha de caducidad, marcada por el calendario del euro. También lo interpreta en clave catalana, como el primer aviso de unas elecciones autonómicas. Ésta es la versión del Gobierno del primer aviso lanzado por Pujol, que ha sorprendido y preocupado en La Moncloa.
Jordi Pujol ha manifestado, tras la reunión del pasado viernes con el presidente del Gobierno, que no consiguió ninguno de sus objetivos inmediatos: garantías para la financiación de la sanidad, un acuerdo sobre la ley del fútbol y el compromiso del PP de apoyar la unificación de la lengua catalana. Ayer mismo, el PP votaba en contra de la proposición no de ley de unificación de la lengua, apoyada por CiU. Hoy se reúnen el ministro de Economía y Hacienda, Rodrigo Rato, y el de Sanidad, José Manuel Romay, con los consejeros de Economía, Maciá Alavedra, y de Sanidad, Eduard Rius, para abordar la financiación sanitaria y las perspectivas del encuentro aparecen muy sombrías.Los nacionalistas catalanes interpretan esta actuación del Gobierno como un gesto de firmeza ante la dificultad de CiU de romper con el Ejecutivo en la perspectiva del cumplimiento de los objetivos de Maastricht en un año. A su vez, ahora es el Gobierno quien interpreta el aviso de Flujol como un gesto de firmeza compensatorio.
Desde La Moncloa se cree también que Pujol necesita dar un primer aviso de alejamiento con el Gobierno en la perspectiva de unas elecciones catalanas en 1098. Como consecuencia, el Gobierno empieza a interiorizar que las cosas ya no van a ser como en este primer año de casi luna de miel. El riesgo de sobresaltos en las votaciones parlamentarias va a estar en el orden del día y la necesidad del Gobierno de ampliar sus alianzas coyunturales, incluida IU, aparece en el horizonte. El portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, aprovechó ayer la ocasión para señalar que no es CiU el único partido que garantiza la mayoría al Gobierno. "El PNV quiere que la legislatura se agote", dijo.
No obstante, los distintos portavoces del Gobierno han tratado de quitar hierro al anuncio de Pujol o de ver la cara más amable de su aviso. El vicepresidente primero del Gobierno, Francisco Alvarez Cascos, intentó ayer restarle importancia al declarar oficialmente, en los pasillos del Congreso, que "mientras se cumplan los pactos, la estabilidad está garantizada". El- portavoz del PP en el Congreso, Luis de Grandes, fue aún más optimista al señalar que "las afirmaciones de Pujol no suponen la ruptura de la gobernabilidad sino que después de la fecha a la que se ha referido (mayo de 1998) podrá producirse una nueva conversación que permita renovar los acuerdos políticos".
Ha sido el presidente de Unió Democrática de Catalunya (UDC), Josep Antoni Duran Lleida, que ayer viajó a Madrid para entrevistarse con el secretario general del PSOE, Felipe González, y el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, quien ha interpretado de manera más justa las declaraciones de Pujol, con quien conversó previamente. Duran precisó ayer que CiU mantendrá el pacto o lo denunciará "en función de las circunstancias". "Llegados al primero de mayo de 1998 con iguales circunstancias o incluso más enrarecidas, se puede producir eso que el presidente Pujol anuncia".O sea, la ruptura.
La entrevista entre Duran y González, la segunda entre los dos líderes políticos, celebrada ayer en el madrileño restaurante Landó, tuvo un significado simbólico. Duran, que hizo de puente entre Pujol y Aznar tras las elecciones de marzo de 1996, se ofreció también a facilitar el diálogo entre el actual presidente del Gobierno y el líder de la oposición, a sólo dos días del encuentro de estos últimos en La Moncloa, según fuentes nacionalistas catalanas.
La misión de pacificar las relaciones entre ambos líderes resulta, en estos momentos, una meta casi utópica. Precisamente, el portavoz del PSOE en el Congreso, Joaquín Almunia, atribuyó ayer el aviso de Jordi Pujol a José María Aznar al "sentido de la libertad y la democracia" del presidente de la Generalitat. Su actitud "no tiene ninguna relación con las políticas sectoriales del Gobierno sino que se centran en que Pujol percibe que su electorado no está contento con la política de apoyo que presta a este Gobierno".
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